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California y Baja California:
el reto de ser socios en energía


ALAN SWEEDLER*

La demanda de energía en la región binacional de California y Baja California está rebasando la oferta disponible rápidamente. Esta región –que abarca los condados de San Diego e Imperial al ladoestadounidense de la frontera internacional y los municipios de Tijuana, Rosarito, Ensenada, Tecate y Mexicali al lado mexicano– cuenta con 5 millones de habitantes y se prevé que crecerá a 9 millones dentro de sólo 16 años. Para entonces, la población al lado mexicano de la frontera, que crece más aceleradamente, será, por primera vez, mayor a la que habita al lado estadounidense.

Este rápido aumento de la población, aunado a una economía creciente y un sector industrial y comercial en expansión, crea una necesidad cada vez mayor de energía en todas sus formas: electricidad y combustibles líquidos y gaseosos para transporte y para usos industriales y residenciales. Este artículo se centra en electricidad y gas natural, ya que estos sectores han atraído más atención y las mayores inversiones en los últimos años.

FALTA DE ENERGIA Y AGUA

Toda la región binacional padece una falta de recursos energéticos endógenos y de un suministro cercano de agua, además de que está ubicada lejos de centros de suministro nacionales e internacionales. Baja California tiene que importar todos sus recursos energéticos, con la excepción de cierta cantidad de energía geotérmica. Todos los combustibles líquidos y gaseosos, así como la mayor parte del agua, deben ser importados a la región. La red de transmisión no está conectada al sistema nacional de transmisión de México y todo el suministro de gas natural proviene de Estados Unidos.

Igualmente, San Diego carece de recursos locales de energía e importa básicamente todo su suministro de energía. Sólo 55% de su consumo de electricidad se genera dentro de la zona de San Diego, empleando gas natural importado de otras regiones del país. Los combustibles líquidos son transportados a la región por pipa o por ducto y más del 90% del agua tiene su origen fuera del condado. Para obtener los recursos críticos de energía y agua, tanto San Diego como Baja California dependen casi totalmente de fuentes foráneas. Ante esa dura realidad, Baja California y California trabajan juntos para incrementar la cooperación en el campo de la energía y para desarrollar mecanismos que eleven el comercio de energía en la región fronteriza. Un aspecto importante de las discusiones en marcha son las implicaciones ambientales de las actividades transfronterizas en materia de energía.

LA DEMANDA DE ENERGIA

Todos los seis estados fronterizos del norte de México experimentan tasas muy altas de crecimiento en su consumo de electricidad. El 17% de la población de México reside en estos estados y durante los últimos 70 años esa población ha crecido 7 veces, en comparación con 4 veces para todo México. Los estados fronterizos del norte contribuyen al 25% del Producto Interno Bruto (PIB) del país, aunque sólo el 17% de la población reside allí. Esta zona es una de las más prósperas de México también, con un PIB per cápita que es 37% más alto que el promedio nacional.

No es de extrañar, pues, que la demanda de servicios energéticos crezca más rápidamente en esta región, en comparación con el resto de México. La tasa de crecimiento de la demanda de electricidad en México será de alrededor de 5.5% anualmente en la próxima década, mientras que en Baja California será del 7%. En el caso del gas natural, las tasas anuales de crecimiento son aún mayores: 7.4% para el país y 9% para Baja California.

Al lado estadounidense, la población también crece, pero no tan rápidamente como en Tijuana y en el resto de Baja California. La tasa proyectada de crecimiento de la electricidad en San Diego es de 3% al año y es de 1.6% en el caso del gas natural, durante los próximos 20 años.

SATISFACER LA DEMANDA

California, y sobre todo San Diego, fue severamente afectada por la crisis energética de 2000-2001. Los precios se dispararon, el suministro de energía estaba muy restringido y aún se sienten las consecuencias económicas. Uno de los resultados de esta crisis fue el reconocimiento de la importancia del suministro adecuado de los energéticos a precios razonables para la supervivencia económica local y de la vulnerabilidad de la región frente a sucesos en lugares lejanos y fuera de su control. Para prepararse mejor en caso de otra crisis energética y realizar una más eficaz planeación energética a largo plazo, varios gobiernos locales, integrantes de la comunidad de negocios, suministradores de energía y especialistas e investigadores en la materia se reunieron para formular un plan energético de largo alcance (a 30 años) para la región, incluyendo a Baja California.

Estos esfuerzos llevaron a la creación del Consejo de Política Energética Regional de San Diego, que se reunió durante 18 meses, de junio de 2002 a diciembre de 2003. El Consejo, con el apoyo de la Oficina Regional de Energía de San Diego, redactó un plan agresivo y futurista llamado la Estrategia Energética Regional. Dicha estrategia hizo un llamado a favor de incrementos significativos en la eficiencia energética, una mezcla de generación centralizada y distribuida, un gran impulso a los recursos renovables, como solar, eólico y biomasa, un mayor comercio de electricidad y gas natural con México, así como el reconocimiento de que se requerirá por lo menos una terminal de recepción de gas natural licuado, de gran tamaño, en alguna parte de la región. Los lineamientos se enfocaban a crear un sector energético seguro, ambientalmente sano, con precios razonables y que pudiera ser sustentable en el largo plazo. El informe completo, que incluye metas específicas para el ahorro de energía, la demanda de energía, la cantidad de recursos renovables y otros detalles, puede ser consultado en www.sdenergy.org

Un elemento central de la Estrategia Energética Regional era la búsqueda de un consenso en la región que se pudiera presentar ante las autoridades estatales, federales y mexicanas. Con ese fin, la Asociación de Gobiernos de San Diego –integrada por todos los gobiernos locales en el condado de San Diego y el Cónsul General de México en San Diego– adoptó esa estrategia como parte de un plan más amplia para la región. Se ha constituido un comité especial, conocido como el Grupo de Trabajo en Energía, que asesorará y ayudará a la Asociación de Gobiernos de San Diego para llevar a cabo las metas específicas de la estrategia.

SUCESOS EN BAJA CALIFORNIA

En los últimos años, se ha planeado y terminado un gran número de proyectos energéticos en Baja California. En respuesta a las insuficiencias en el servicio eléctrico en California y para cubrir la demanda en México, algunas compañías basadas en Estados Unidos decidieron construir grandes centrales eléctricas de ciclo combinado en Mexicali, cerca de la frontera internacional. Estas plantas mercantes, ya en operación, exportan más de 1,000 megawatts de energía a California. Un gasoducto transfronterizo suministra el gas natural, con gas proveniente de Texas. Por lo tanto, tenemos una situación en que el gas natural con origen estadounidense se envía a México, donde se convierte en electricidad, que, a su vez, se envía de regreso a Estados Unidos para su consumo. En cierta forma, se podría considerar que se trata de una operación de maquila energética, ya que una materia prima (gas natural) se transporta a México, se convierte en un producto de mucho valor agregado (electricidad) que cruza la frontera de nuevo.

Aunque las nuevas centrales en la zona de Mexicali son modernas, eficientes y cumplen con todas las normas ambientales mexicanas, por lo menos una de ellas –la Rosita, de InterGen– no ha cumplido con las normas de emisiones de Estados Unidos o California. Ninguna de las centrales ofrece compensaciones (offsets)de sus emisiones a la atmósfera, que habrían sido obligatorias en caso de haberse ubicado unos cuantos kilómetros más al norte en California y en la misma cuenca atmosférica. Por esta razón, se han presentado varios juicios en los que se pide la realización de una amplia evaluación de impacto ambiental (EIA) antes de permitir la continuación de las importaciones de electricidad a Estados Unidos. Al momento de escribir esto, una juez federal en San Diego ha solicitado al Departamento de Energía que lleve a cabo la EIA para saber el impacto que estas centrales podrían tener sobre la calidad del agua y del aire en el Valle Imperial de California. La EIA se realizará sólo para la planta que no cumplió con las normas estadounidenses de emisiones a la atmósfera.

Un mayor desarrollo del comercio de electricidad entre California y Baja California también requerirá una mayor capacidad de transmisión que la que actualmente está disponible.

GAS NATURAL LICUADO (GNL)

Todo indica que podrían registrarse faltantes de suministro de gas natural en ambos lados de la frontera en los próximos años. Debido al aislamiento geográfico de San Diego y de Baja California, varias compañías han desarrollado planes para construir una terminal de recepción de LNG en las costas de Baja California, en algún punto entre Tijuana y Ensenada. Actualmente, existen 4 proyectos propuestos que varían entre 500 millones y 1,300 millones de pies cúbicos diarios de capacidad de almacenamiento de gas natural. Son proyectos muy grandes que cuestan cerca demil millones de dólares cada uno y que potencialmente brindarían cantidades significativas de gas natural a la región.

Habrá que superar muchos obstáculos para que estos proyectos se hagan realidad. Amén de obtener permisos ambientales y operacionales de las autoridades federales mexicanas, las jurisdicciones estatales y locales de Baja California ahora tienen autoridad de uso de suelo, lo cual es nuevo. Además, un movimiento de ambientalistas ha surgido con renovado brío en Baja California para cuestionar los impactos ambientales y de seguridad de estas centrales. Han entablado varios juicios en contra de ellas.

Está claro, sin embargo, que si continúan las tendencias actuales y sigue aumentando la demanda de energía, habrá faltantes de suministro de gas en San Diego y en Tijuana, lo cual hace muy probable que se construya por lo menos una instalación grande de LNG en la región.

Baja California no es el único sitio que se propone para instalaciones de recepción de LNG. Por lo menos dos proyectos han sido propuestos para (o cerca de) la costa del sur de California. Sin embargo, Baja California podría tener preferencia sobre los sitios en California debido a la percepción generalizada de que la ubicación de grandes instalaciones energéticas, como las plantas de LNG, podría ser más fácil y menos costosa allí que en California. Esto podría ser una percepción falsa, ya que casi todos los proyectos propuestos en Baja California enfrentan retrasos legales y regulatorios, juicios en los tribunales y oposición pública. Es el caso de las tres plantas de regasificación –de Marathon Oil, Shell-Sempra y ChevronTexaco– que se proponen para las costas de Baja California, en la zona entre Tijuana y Ensenada.

Lo que acabo de describir es una nueva situación en la región fronteriza que define realidades que se deberán atender conforme se desarrolle un mayor comercio energético entre Estados Unidos y México. Aunque las compañías estadounidenses han cumplido con todas las regulaciones legales y ambientales en México, el hecho de exportar electricidad y gas natural a Estados Unidos y de instalarse cerca de la frontera parece significar que están sujetas a la autoridad regulatoria de Estados Unidos, en este caso el Departamento de Energía y la Comisión Regulatoria Federal de la Energía (FERC).

COOPERACION TRANSFRONTERIZA

La creciente interdependencia energética entre California y Baja California requiere una cooperación y coordinación mucho mayores en el campo de la energía. Se abren nuevas oportunidades con el desarrollo de nuevas tecnologías, la expansión del uso de la energía renovable, la creación de empleos en la región y la inversión industrial en México. Sin embargo, quedan muchas preguntas a las que habrá que responder para que las necesidades energéticas en ambos lados de la frontera puedan satisfacerse en forma sana y responsable. Algunas de esas preguntas son:

  • ¿Cómo pueden promulgarse las reglas del juego, a fin de que los desarrolladores de proyectos sepan qué se requiere de ellos, al planear proyectos energéticos en la región fronteriza?
  • ¿Habría que desarrollar un proceso binacional de expedición de permisos? ¿Cómo se podría organizar ese proceso? ¿Cómo hacer cumplir el monitoreo del proceso?
  • ¿Debería emplearse una EIA transfronteriza para evaluar los impactos de los proyectos energéticos en ambos lados de la frontera?
  • ¿La designación de una cuenca atmosférica común, traspasando la frontera, ayudaría a crear regulaciones para mejorar la calidad del aire en ambos lados de la frontera?
  • ¿Es factible emplear y comerciar con permisos y offsets para disminuir la contaminación atmosférica en la región fronteriza?
  • ¿Cómo se podrá garantizar la seguridad en el suministro de energía en un mercado energético binacional?
  • ¿Cómo alentar la eficiencia energética de manera que se logren los máximos ahorros de energía en ambos lados de la frontera?
  • ¿Cómo desarrollar tecnologías de energía renovable en la región fronteriza?

El Grupo Fronterizo de Asuntos de Energía (Border Energy Issues Group – BEIG), creado bajo los auspicios de la Asociación de Gobiernos de San Diego y el Cónsul General de México en San Diego, atiende estos y otros aspectos. Este comité incluye a representantes de gobierno, del sector privado, de la academia y de organizaciones no gubernamentales de las dos naciones. Hasta la fecha, el comité, que se reúne en San Diego o Tijuana, ha escuchado a varios interesados y está formulando propuestas específicas para que sean consideradas por los cuerpos legislativos, administrativos y regulatorios en ambos lados de a frontera.

El futuro de la región compartida por el sur de California y el norte de Baja California depende del suministro confiable de energía, a precios razonables y sustentable en el largo plazo. Sólo trabajando juntos y desarrollando un sector energético mutuamente benéfico, podrá esa región binacional tener esperanzas de prosperar.

 

*Profesor de física y director del Centro para Estudios Energéticos en la Universidad Estatal de San Diego (SDSU). Actualmente, es presidente de la Oficina Regional de Energía de San Diego, California. Ha sido un participante activo en la planeación de las políticas energéticas en la región California-Baja California durante más de 20 años