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A río revuelto, ganancia de pecadores

(...Y si el río es de oro negro, tanto mejor)

El esquema de los Pidiregas ya no van a dar más, reconoce la Secretaría de Hacienda. Igual que Petróleos Mexicanos, ya está en etapa de “quiebra” y no se le puede seguir exprimiendo, dicen. El agotamiento del esquema significa que los proyectos no han sido lo suficientemente rentables para autoliquidarse adecuadamente. Y mientras el pueblo carga con el costo de estos fracasos, los proyectos petroleros siguen adoleciendo de problemas de planeación y ejecución.


MARIO HERNANDEZ SAMANIEGO*


Hace algunos años, muy pocos por cierto, cuando la prensa estaba amordazada, cualquier cosita chueca que se publicara levantaba buena polvareda. Hoy, a cualquier cosita chueca que se publique ni quien le tire lazo, y cualquier cosota chuecota que se publica queda desplazada y olvidada por la siguiente cosota chuecota, y así, combinando chueco con mal hecho se eleva al cuadrado el pecado.

Cuando algún grupo o persona denunciaba algo mal hecho, nomás no se publicaba y a otra cosa mariposa. Hoy día sí se publica,pero son tantas y tan frecuentes las transas y las chambonadas que las de mañana tapan a las de hoy. Esto naturalmente tranquiliza la conciencia tanto de funcionarios como de organizaciones. Y consecuentemente, cada día se da más y más aliento a la creatividad individual y colectiva en la confección de transas y menos y menos atención a las malas hechuras.

Un macrobotón de muestra: la reconfiguración de la refinería de Cadereyta. Errores de ingeniería, de compras, de ejecución de obra...¿y qué?Pues que aparecieron notas y notas en la prensa y cero sanciones a contratista y cero sanciones a supervisores, y un retraso de tres años en la puesta en operación del total de las plantas de la refinería y una demanda a Pemex por varios cientos millones de dólares (leyó usted bien, dólares, no pesos) que si gana el contratista, a pagar los contribuyentes porque Pemex no tiene en qué caerse muerto. Y para cerrar con broche de oro,esta demanda se ventila en un tribunal extranjero.

Pero ahí no termina la telenovela.Este proyecto, como muchos otros, se financió por medio de los ya famosos Pidiregas que son préstamos al gobierno que permite a las entidades paraestatales tronadas, como Pemex, realizar proyectos a crédito, que el gobierno tiene que liquidar puntualmente. Pero resulta que los Pidiregas deben ser autoliquidables con las utilidades de los proyectos, si éstos se realizan a tiempo. Pero si un proyecto se programa para terminarse en tres o cuatro años y se atrasa otros tres, para el financiero, qué bueno. Va recibir tres años de intereses que ni él esperaba recibir, ni el erario mexicano pagar. A ver si alcanza el presupuesto para pagar crédito y demanda si gana el contratista.

Y para que no falten temas de entretenimiento, ya se encuentra en filmación otra telenovela petrolera:la reconfiguración de la refinería de Minatitlán que, como La Gran Tenochtitlán, se erige,o más bien dicho,se pretende erigir en medio de un pantano, habiendo tierra firme a un ladito y habiéndose dado la voz de alarma en repetidas ocasiones.

Y por supuesto, los traídos y llevados contratos de servicios múltiples mediante los cuales Pemexdescaradamente elude su responsabilidad al encargar a extranjeros lo que por mandato constitucional le corresponde hacer, y a pesar de que el sindicato petrolero pierde miles de plazas, de que trabajadores libres se arriesgan a buscartrabajo al otro lado del Bravo, de que los industriales nacionales pierden ventas de materiales y equipos que los contratistas importan, y a pesar de que diputados y senadores y grupos nacionalistas lo han señalado incansablemente.¿Y?... Pues diputados, senadores, grupos nacionalistas, sindicato, fabricantes nacionales y trabajadores libres siguen chiflando en la loma y las autoridades siguen clamando en el desierto que todo marcha a las mil maravillas. Y esas voces que claman que todo marcha a las mil maravillas son incapaces de reconocer que de las tres virtudes que debe poseer todo proyecto —calidad, economía y oportunidad— los grandes proyectos de Pemex carecen de las tres. No es necesario forzar el caletre para caer en cuenta de que las tres virtudes ausentes ni siquiera se pueden atribuir mayoritariamente a la corrupción, sino a la ignorancia y a sus fieles acompañantes,la ineptitud,la irresponsabilidad,y la desombligación,así,con “m”.

Hay que reconocer el valor del subsecretario de egresos de la Secretaría de Hacienda, quien declaró ante integrantes de la Comisión de Presupuesto de la Cámara de Diputados el 14 de septiembre que los Pidiregas ya no van a dar más; que el esquema de Pidiregas ya está en etapa de “quiebra” y no se le puede seguir exprimiendo. Como antes se señaló, esto significa que los proyectos no han sido lo suficientemente rentables para autoliquidarse adecuadamente. Según el periódico Reforma, el costo financiero de los Pidiregas se disparará 17% entre 2004 y 2005. A ojo conocedor hay una buena razón: demora en la ejecución de los proyectos, y demora en ejecución significa planeación y ejecución deficientes.

Y hablando de autoridades,resulta que la Secretaría de Energía ha cambiado tres veces de jefe y de tamemes que ponen cara de ¡What! a los mismos problemas a que sus antecesores pusieron cara de ¡What!No es de extrañar que los diputados pusieran cara de ¡What! al principio de sus tres años,pero que en una dependencia técnica y tecnológicamente clave como es la Secretaría de Energía la tripulación se haya preguntado ¿On Toy? Tres veces en cuatro años, ¡por favor! Y no hay que perder esperanza de que antes de que pasen otros dos años habrá por lo menos otros dos cambios. Y Pemex no se queda atrás despidiendo gente capaz y experimentada que hace decenas de años exclamó ¿On Toy? Para no volver a repetirlo y que todavía está en edad de merecer;e igual que la Sener improvisando con gente que de todo sabe menos de petróleo. Tal parece que nadie se da cuenta de que el daño al patrimonio de la Nación no solo consiste en la corrupción económica, sino en la ignorancia e irresponsabilidad de quienes lo administran.

Pero el pecado mayor es asegurar que Pemex no se privatiza. Lo tienen a punto de quiebra, los proyectos se demoran, está perdiendo “el saber cómo” a velocidad de la luz despidiendo anticipadamente a cientos de profesionales que se la llevan consigo a su retiro. Y todavía decir que Pemex no tiene tecnología de punta y que hay que aliarse con compañías petroleras extranjeras para tenerla, cuando que el Instituto Mexicano del Petróleo para eso se fundó: para ser el brazo tecnológico de Pemex. Ahora, el IMP se dedica a fabricar doctores y maestros y a realizar estudios nanotecnológicos y a despedir centenas de profesionales con decenas de años de experiencia por no dedicarlos a desarrollar la tecnología que Pemex necesita y que ahora pretende encontrar en alianzas con petroleras extranjeras, las cuales irónicamente tienen sus propios institutos de investigación como el que Pemex tira a la basura.

De cara al pueblo, la cúpula insiste en que Pemex no se privatiza. Nos dicen: ¿Quién compra un negocio que paga al fisco el 60% de sus ventas brutas? ¿Quién quiere comprar instalaciones viejas? Nuestros prohombres saben muy bien que lo que quieren los lobos es adueñarse de lo que está en el subsuelo, y encima de ese subsuelo construir y operar refinerías para vendernos los productos de nuestro propio petróleo y para llevarse el resto. Y a la chita callando, los nuestros preparan el terreno para darles gusto: Pemex quebrado, funcionarios improvisados, fábrica de tecnología en proceso de desmantelamiento, Pidiregas agotados, cada día menos personal calificado, prácticamente cero equipos de perforación terrestre, cero brigadas de exploración, contratos de servicios múltiples para abrir brecha a los contratos de producción compartida, sindicato dócil, productores independientes de energía eléctrica que nos ponen la muestra comenzando con una plantita y como sapitos ahora dominan el 30% de la capacidad de generación del país, y ahora una Iniciativa de Ley de Derechos para Pemex que propone que las filiales industriales (refinación, gas y petroquímica a quienes llama “contribuyentes”) sean sujetas al Impuesto sobre la Renta como cualquier empresa y con eso acabar con el fantasma fiscal del gran impuesto para particulares.

Con todo esto, ¿qué falta hace privatizar?

* Fue subgerente de petroquímica y gerente de refinación de Petróleos Mexicanos (Pemex). Laboró en la empresa durante 30 años. Es miembro del Grupo de Ingenieros Pemex-Constitución del 17