Regresar a la lista artículos | Inicio El Futuro de la Industria de Gas LP en México La modernización de esta industria aún no se concreta cabalmente y falta superar rezagos en almacenamiento y abasto, tecnologías y procesos desregulatorios. La libre importación de gas LP es un elemento que, además de atraer nuevas inversiones, ayudaría a la industria a adaptarse a tendencias internacionales y a cambios en la estructura del mercado energético nacional. JUAN ROBERTO LOZANO MAYA * Aunque su presencia en el país se remonta a las primeras décadas del siglo pasado, no fue sino hasta 1946, tras la modernización de la ya desaparecida refinería de Azcapotzalco, que el gas licuado de petróleo (LP) comenzó a consumirse de forma masiva. Desde entonces, es un energético profundamente arraigado, que no sólo logró desplazar en pocos años a otros combustibles entonces tradicionales (como el carbón o el diáfano) sino que incidió en la mejoría de las condiciones de la vida de la población al ofrecer una fuente de energía más limpia, versátil, accesible y segura. Actualmente, el impacto social del gas LP en México es extenso: la mayor parte de su consumo se realiza en los hogares del país. Por su demanda a escala mundial, México ocupa el primer lugar como consumidor en el sector residencial, rebasando los 85 kilogramos anuales por habitante. De acuerdo con cifras de Pemex, el consumo nacional de gas LP durante 2004 fue de 327 mil barriles diarios, equivalentes a 10.2 millones de toneladas. Este mercado, cuyo valor se estima en 7,100 millones de dólares, genera aproximadamente 80 mil empleos directos y 60 mil indirectos. Sin embargo, la situación por la que hoy atraviesa es compleja y plantea desafíos que deben ser considerados para garantizar una industria viable, competitiva y segura, que se traduzca en la confianza y la satisfacción de consumidores y agentes involucrados en ella. El siguiente análisis explora ese horizonte en materia de precios, oferta y demanda, revisando los cambios más importantes ocurridos durante los últimos años. Precios Hasta fines de 1991
la evolución del precio real del gas LP fue estable, pero después
inició un aumento que alcanzó su máximo en febrero de 2001.
Con el propósito de mitigar el impacto social provocado por esta volatilidad
y para evitar Esta disposición federal ha cumplido con el objetivo de moderar el precio real al público, que desde entonces y hasta diciembre de 2004 se ha incrementado en promedio 0.2% mensual. A ella se añade la exención del arancel a las importaciones del producto provenientes de países con los cuales México carece de tratados comerciales, que entró en vigor a principios de este año. Asimismo, en 2005 la metodología para determinar los precios de primera mano ha sido modificada para introducir gradualmente, entre otros elementos, las variaciones de precios en el mercado de referencia de Mont Belvieu y expresar con mayor precisión los ajustes comerciales y logísticos derivados de las ventas de primera mano de Pemex, acotando los posibles incrementos de los precios al consumidor dentro de una banda. Además de las medidas oficiales aplicadas con el fin de minimizar el impacto en los consumidores, es imperante definir los esquemas necesarios para que los precios manifiesten, predominantemente, el valor económico y los costos reales de la utilización del energético. Si la intervención del Estado sobre los precios no es justificable y temporal, corre el riesgo de distorsionar el mercado, ser incapaz de satisfacer eficazmente los intereses de los diversos agentes implicados, debilitar la capacidad competitiva del gas LP con relación a otros combustibles y minar la eficiencia y las ventajas ligadas a un mercado integrado. Evidentemente, el mercado per se tampoco es la panacea, especialmente al momento de conciliar los objetivos económicos con los sociales. Sin embargo, con base en el Programa Sectorial de Energía 2001-2006, uno de los objetivos de la presente administración en materia de gas licuado de petróleo se refiere a “(...) promover condiciones de competencia efectiva en la industria de gas LP (...) [para analizar] la posibilidad de profundizar los cambios en este sector”. Por esta razón, si se quiere avanzar sobre dicha meta, es fundamental elevar paulatinamente la ponderación de las decisiones y los criterios económicos dentro del mecanismo de precios del gas LP, sin olvidar el papel contingente del Estado en las situaciones que lo ameriten. De este modo, los precios serán competitivos, transmitiendo oportunamente las señales de la industria y contribuyendo a fortalecerla. Oferta Uno de los principios
rectores de la política energética mexicana es asegurar el abasto
de los insumos energéticos necesarios para impulsar el desarrollo económico
del país, en condiciones competitivas de calidad y precio. En el caso
del gas LP, bajo el régimen actual, Pemex no sólo es responsable
de la Como parte de la reforma estructural de la industria de gas LP, la entrada del nuevo Reglamento de Gas Licuado de Petróleo en 1999 incluyó la importación del energético por los distribuidores, con el propósito de reforzar el abasto nacional al ofrecer mayores opciones de suministro en mejores condiciones de calidad, seguridad y precio. No obstante, en la práctica esta modalidad está restringida, por lo que la adquisición de gas LP del exterior es responsabilidad de Pemex, lo que le confiere la obligación tácita del abastecimiento del mercado. Por ejemplo, en el norte del país, es elevado el costo de transportar el gas LP desde las zonas productoras de México, por lo que resulta más competitivo satisfacer el mercado a través de importaciones de los Estados Unidos. En este sentido, la importación por los distribuidores fomentaría la eficiencia de los mercados regionales al disponer de nuevas alternativas de suministro. Dado que la regulación de precios de la industria no aplica al producto importado, los efectos de esta libre importación se extenderían a las ventas de primera mano, a los mecanismos vigentes de precios y a la estructura del mercado. Asegurando una normatividad apropiada y la ausencia de monopolios, la autorización de importar gas LP otorgaría a los distribuidores la libertad de elegir al proveedor internacional que maximizara sus intereses, lo que les brindaría elementos adicionales para elevar su ventaja competitiva, al contar con precios y productos diferenciados. Los consumidores se beneficiarían de esta competencia en el servicio, precio y calidad del combustible. A su vez, Pemex compartiría el suministro del mercado, liberando mayores recursos hacia otras actividades. Por otra parte, la infraestructura nacional de gas LP requiere adecuarse a las tendencias internacionales, marcadas por el impulso de las tecnologías, estrategias y procesos desregulatorios. La libre importación coadyuvaría a obtener las inversiones privadas complementarias para enfrentar las prioridades del mercado e impedir su rezago, como la expansión de la capacidad de almacenamiento, que en caso de desabasto, apenas representa unos días de la demanda. Demanda De 1995 a 2003 las
ventas nacionales de gas LP crecieron en promedio 3.1% anual. Durante los últimos
años, el aumento de la demanda nacional del combustible ha sido atribuido
a su uso intensivo como carburante, debido a que en Impulsado por el diferencial de precios con respecto a la gasolina y el diesel y por el bajo costo promedio de la conversión vehicular, el sector autotransporte reportó un auge entre 1998 y 2000, que se reflejó en el repunte de las ventas nacionales de gas LP a partir de 1999 y confirmado a través de un crecimiento medio anual de 6.2% y un coeficiente de correlación de 0.97 para el periodo 1995-2003, los más altos entre los sectores que componen la demanda nacional. No obstante, la situación del gas LP carburante dista de ser óptima, ante la existencia de algunos elementos que amenazan su crecimiento, como son: la reducción progresiva de su precio relativo que se ha dado frente a otros combustibles, la mayor promoción y penetración del diesel en nuevos segmentos del mercado de carburación y la perspectiva desfavorable en el precio del gas LP carburante, a consecuencia de posibles aumentos y de las iniciativas para aplicarle un Impuesto Especial sobre Producción y Servicios. Del año 2000 al 2003, la demanda nacional del energético se ha mantenido virtualmente estática, con un decremento promedio de 0.3% anual y el escenario más reciente de consumo, contenido en la Prospectiva del mercado de gas licuado de petróleo, proyecta un incremento menos dinámico que en los años anteriores. Asimismo, los pronósticos de crecimiento del sector autotransporte se han moderado y en los demás sectores que componen la demanda nacional, no se prevén aumentos sustanciales a corto plazo. Otro factor a considerar es la sustitución de combustibles. Así como el gas natural desplaza al gas LP en algunas regiones del país, hay otros nichos de mercado donde éste último puede incursionar. Con base en estimaciones oficiales, el consumo de leña ocupa alrededor del 28% del mercado energético residencial y se concentra en las zonas rurales del centro y sur del país con escaso o nulo acceso a combustibles comerciales. La entrada del gas LP en estas áreas expandiría su mercado y ofrecería a la población un energético más sustentable, al evitar la deforestación y los daños ambientales asociados al suministro de leña. Mutatis, mutandis El mercado mexicano de gas LP afronta una situación compleja, la cual requiere del esfuerzo conjunto de las autoridades y los agentes involucrados para poder resolverla. El desplazamiento
del gas LP en algunos sectores y la desaceleración general de su consumo
no deberían ser tomados como señales de alarma, porque finalmente,
al país le favorece diversificar los insumos energéticos sobre
los cuales afianza su Una participación
proactiva de la iniciativa privada en el comercio exterior e inversiones promovería
la construcción de una industria moderna y eficiente de clase mundial
en favor de los consumidores, sentando las bases para valorar un alcance más
ambicioso. Acelerar las decisiones que permitan aprovechar desde ahora los beneficios
potenciales de estas transformaciones podría marcar la diferencia entre
avanzar o continuar en un impasse profundo, ignorando los signos del
mercado y esperando que se acentúen los problemas.
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