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Reorientar la agenda petrolera

Frente a la declinación de Cantarell, los especialistas del país en materia de exploración y producción enfrentan una difícil agenda de trabajo.

DAVID SHIELDS*

La declinación de Cantarell empieza a ser mayor que el incremento neto de la producción en los demás yacimientos del país. Si bien el cenit o máximo histórico de la producción petrolera nacional se dio en octubre del 2004 –3,451,000 barriles diarios (b/d)– es apenas ahora cuando se observa una disminución clara de la producción petrolera del país.

Cantarell alcanzó su máximo nivel de 2,132,018 b/d (también en octubre del 2004) y ahora produce menos de 1,800,000 b/d, con la probabilidad de que la producción caiga a 1,700,000 b/d o menos para fin de año y a niveles mucho menores en años subsecuentes. Estudios de Pemex Exploración y Producción (PEP) indican que la producción estará cerca de 1,000,000 b/d o quizás menos a fines de la década.

Siendo Cantarell un supergigante, no será posible, más que en una mínima medida, compensar su declinación con la producción de otros yacimientos. Muchos técnicos de PEP consideran que los proyectos Ku-Maloob-Zaap (KMZ) y Crudo Marino Ligero no tienen mucho más que dar, si bien PEP proyecta construir 100 plataformas más en KMZ y afirma poder elevar su producción a 800,000 b/d a fines de la década, desde niveles recientes de 420,000 b/d.

Mientras tanto, la región de Chicontepec es un albur y las aguas profundas siguen siendo una lejana esperanza. Chicontepec plantea dificultades geológicas sui generis y los técnicos de PEP aún no han identificado con qué tecnologías se podrá explotar esa región masivamente y obtener buenos resultados. En el caso de las aguas profundas, al margen del problema inmediato de la falta de equipos de perforación en el mercado, todo indica que se podrán lograr resultados relevantes, en términos de volúmenes de producción, sólo dentro de 20 años.

No obstante, funcionarios de Pemex han afirmado que Chicontepec y aguas profundas serán sus dos máximas prioridades hacia delante. En una versión preliminar de Programa de Inversiones de PEP para el período 2007-2009, presentado en julio pasado, se plantea que las inversiones en producción en ese lapso se destinarán a cinco proyectos prioritarios. Chicontepec recibirá la mayor inversión, con 5,872 millones de dólares. En segundo lugar está KMZ, con 4,293 millones. Cantarell se encuentra relegado al tercer lugar, con 3,386 millones.

La Cuenca de Burgos recibirá 2,583 millones y el proyecto Crudo Marino Ligero, 1,396 millones. Mientras tanto, PEP destinará 5,562 millones de dólares a la exploración y, de ese monto, 1,600 millones serán para aguas profundas.

Por lo tanto, la política más lógica y sana será tratar de avanzar en muchos frentes al mismo tiempo y diversificar la cartera de proyectos de exploración y producción de hidrocarburos. PEP deberá aspirar a desarrollar muchos yacimientos, tanto en tierra como en aguas someras y profundas, los cuales, en conjunto, podrán mitigar, en cierta medida, la declinación de Cantarell y de algunos otros yacimientos. Las opiniones de muchos ingenieros de PEP tienden a converger sobre este punto y el análisis de Salvador Ortuño, publicado en esta edición, sintetiza las opciones en ocho tipos de proyectos.

Asimismo, como se observa en la gráfica que acompaña este artículo, el área de planeación de Pemex Exploración y Producción (PEP) cuenta con una cartera amplia de proyectos, algunos ya en marcha y otros potenciales, que atiende todas las fases de su negocio: exploración, desarrollo, declinación y mantenimiento, recuperación secundaria y mejorada.

No les faltará trabajo a los especialistas de PEP en los próximos años. Deberán evaluar los yacimientos que están en fase de exploración, ya sea en la identificación del potencial o en la etapa de incorporación de reservas, para ver cuáles realmente ofrezcan rentabilidad y merezcan mayores recursos de inversión que la ciudadanía deba pagar con sus impuestos. Asimismo, deben evaluar la cartera proyectos en declinación y mantenimiento para ver a cuáles se deben destinar recursos para recuperación secundaria y mejorada.

Se observa en la gráfica que existe un gran número de proyectos de exploración ya señalados. Además, PEP ha identificado miles de localizaciones susceptibles de ser perforados, por lo que habría que aprovecharlas e impulsar la perforación lo más posible, pero sin soñar con hallar otro supergigante. Habrá que definir los mejores proyectos y llevarlos a la fase de producción lo antes posible para compensar lo más posible la caída de Cantarell, pero sin que ello implique ir en contra de las buenas prácticas de la industria y la sustentabilidad en la operación de los yacimientos. En esa tarea, también habrá que aprovechar al máximo el conocimiento técnico de los ingenieros de PEP en cuanto a la geología y otras disciplinas geocientíficas.

El reto es mayúsculo en cuanto al desarrollo de tecnologías. Habrá que desarrollar y aplicar tecnologías que identifiquen de una manera más precisa las estructuras o trampas que contengan hidrocarburos, que incrementen el factor de recuperación en campos maduros cuya productividad es baja, y que permitan explotar, transportar, manejar, acondicionar y procesar crudos extrapesados –como los de KMZ– a fin de que los proyectos de inversión sean rentables. En este sentido, hay un reclamo justificado de que PEP desarrolle más tecnologías propias, con el apoyo del Instituto Mexicano del Petróleo (IMP).

El próximo gobierno enfrentará tiempos difíciles por la caída de Cantarell que se avecina. También porque, como país, tenemos la difícil tarea de alcanzar consensos, ponernos de acuerdo sobre cómo proceder y, además, redefinir los alcances y los objetivos de nuestra industria petrolera, incluyendo cambios jurídicos en la medida en que sean necesarios. Para avanzar en estas tareas, será importante que los dirigentes del sector no exageren cifras y resultados de los proyectos, ya que esta práctica sólo desorienta a la opinión pública y dificulta el diagnóstico y la toma de decisiones sobre el futuro de la industria.

Como reflexión final, habría que subrayar que ya no se podrá seguir aplicando una política depredadora de los yacimientos con el fin de generar petrodólares, la cual –como lo argumentan Rogelio Gasca y Raúl Fuentes en esta edición– es insostenible y es negativa para la competitividad y la productividad del país. La exportación del petróleo distorsiona la economía. La exploración y la explotación del petróleo sólo será el mejor negocio de México, en la medida en que todavía haya proyectos rentables por realizar y el crudo se procese en el país.

* Periodista, consultor en materia de energía y autor del libro “Pemex, la reforma petrolera” (Editorial Planeta), del libro blanco “Pemex: Problems and policy options “ para la Universidad de Berkeley, California, y numerosos estudios sobre Pemex y políticas públicas en México. Es licenciado en filosofía y letras por la Universidad de Strathclyde, Escocia, y director general de esta revista. (energia_adebate@yahoo.com.mx)