Regresar a la lista artículos | Inicio El financiamiento del sector de la energía Se requieren reformas y nuevos paradigmas para dar viabilidad a las empresas públicas, asegurando que éstas operen en forma eficiente y competitiva dentro de una política energética de Estado. ERNESTO MARCOS GIACOMÁN* El sector energético es estratégico, base fundamental de nuestra economía, factor importante de nuestras relaciones con el mundo globalizado y tiene la capacidad para cumplir una función prioritaria como motor de nuestro desarrollo futuro. Requerimos energía para crecer y para aumentar nuestra calidad de vida. El desarrollo del sector explica en buena medida el comportamiento de nuestras variables económicas fundamentales. En los últimos 5 años,
México ha vivido una coyuntura muy favorable derivado de los
altísimos precios que ha alcanzado el petróleo. Con base
en esta bonanza petrolera, el gobierno federal promovió el uso
del mecanismo conocido como Pidiregas para financiar casi el total de
la inversión productiva en el sector de la energía que
el Congreso autorizó durante los últimos años,
provocando un aumento de 43 mil millones en el saldo del endeudamiento
por Pidiregas, solo para Petróleos Mexicanos (Pemex). En el caso
de Comisión Federal de Electricidad (CFE), prácticamente
todo el crecimiento en la capacidad de generación eléctrica
se financió a través del esquema de Productores Independientes
de Energía. PRODUCCIÓN Y RESERVAS DE HIDROCARBUROS Ha sido evidente la estrategia de maximizar la producción de petróleo crudo. Desde hace casi 30 años, el campo supergigante de Cantarell ha definido el perfil de esa producción, representando todavía el 60% de la producción nacional en el 2005. Ese yacimiento produjo 1.8 millones de barriles diarios (b/d) en 2006, 1.6 millones de b/d en 2007 y se anticipa una producción de 1.4 b/d en 2008. Su máxima producción fue de 2.2 millones de b/d en el 2004. Es muy difícil que la producción otros campos compense esta declinación. Las reservas probadas de hidrocarburos
cayeron 51.7 % en el periodo 2000-2006, de 34.1 a 15.5 mil millones
de barriles de crudo equivalente. Las revisiones y reclasificaciones
representan un poco más de la mitad de esta reducción.
La relación reservas-producción para reservas probadas
se redujo de 22.2 a menos de 10 años. Para reservas de crudo,
la vida promedio es de 9.3 años. Las reservas probables se incrementaron
en 25 % en virtud de la reclasificación de reservas probadas
a probables, pero la suma de reservas probadas y probables tuvo una
caída de 31.3%. Aún cuando la tasa de reposición
de reservas se ha elevando recientemente, para los últimos 6
años sólo se pudo reponer el 28% del petróleo y
gas extraídos. CONTRIBUCIÓN FISCAL DEL SECTOR ENERGÍA La contribución fiscal de Pemex alcanzó en 2006 más de 70 mil millones de dólares y el monto acumulado en el sexenio rebasó la cifra de 250 mil millones de dólares. El pago de impuestos por parte de Pemex ha significado, en promedio, el 5.6% del PIB durante el sexenio. Para el año pasado (2006) llegó a representar el 8% del PIB y ya significa alrededor del 40% de los ingresos fiscales del Gobierno Federal. La fórmula fiscal aplicable a
CFE –un derecho sobre el valor contable de los activos del organismo–
parece tener como único propósito no afectar la hacienda
pública con la inevitable canalización de subsidios a
ciertos usuarios del sistema eléctrico. Este monto sin precedente de ingresos del gobierno se destinó al gasto corriente, tanto a nivel federal como en los gobiernos locales. Excepto por los recursos canalizados a financiar programas sociales indispensables, el destinar estos recursos extraordinarios a gasto corriente ha significado una oportunidad perdida para México. Además, con el precio del petróleo en 60 dólares por barril, fuimos capaces de quebrar a Pemex. ESTRUCTURA FINANCIERA DE PEMEX Pemex está técnicamente quebrado. Sus pasivos alcanzaron a fines del año pasado más de 100 mil millones de dólares, superando al total de sus activos. Aplicando principios de contabilidad generalmente aceptados a nivel internacional, esta situación de quiebra técnica prevalece desde finales del 2002. Con esta política recaudatoria se han comprometido no sólo los recursos generados en el periodo, sino también los ingresos futuros del petróleo. En los próximos 6 años tendremos que asignar al pago de la deuda de Pidiregas al menos 30 mil millones de dólares. Se abusó de este esquema de financiamiento, al punto de haberlo agotado. Simultáneamente, tendremos que hacer frente a otros pasivos de los organismos públicos del sector energético. Los pasivos laborales de Pemex, CFE y Luz y Fuerza del Centro suman conjuntamente más de 55 mil millones de dólares y equivalen al 7 por ciento del PIB. Estos organismos son un instrumento del Estado para contribuir al desarrollo sustentable del país. Fueron diseñados para administrar los recursos de hidrocarburos almacenados en el subsuelo y para abastecer, de manera eficiente y competitiva, la electricidad, los combustibles y las materias primas básicas que requiere la industria nacional, tanto hoy como para las generaciones futuras. Actualmente, su función básica parece ser el sostenimiento de las finanzas públicas.
Cada una de las siguientes prioridades
demandará recursos de miles de millones de dólares durante
este gobierno: ?Concluir exitosamente grandes proyectos
como Ku-Maloob-Zaap y Litoral Tabasco, para crudo, buscando compensar
parcialmente la pérdida de producción de Cantarell; y
Burgos, Macuspana y Cuenca de Veracruz para gas.?Desarrollar en todo
su potencial el paleoncanal de Chicontepec. Acumula una tercera parte
de las reservas de crudo (2P) y casi el 50% de los de gas. En 2005,
aportó sólo 24,000 b/d de crudo y 27 mil millones de pies
cúbicos diarios de gas; LAS REFORMAS POSIBLES Es indispensable fortalecer a los organismos públicos del sector y asegurar que se conviertan en empresas fuertes y competitivas. Para que tengan acceso a recursos financieros en montos suficientes, será necesario convertir a Pemex y a CFE en verdaderas empresas públicas y que dejen de ser organismos del gobierno controlados presupuestalmente. Habrá que dotarlas de autonomía de gestión, cotizarlas en la Bolsa Mexicana de Valores y dejar que operen con órganos de gobierno corporativo independientes y profesionales, además de brindar transparencia en el manejo de los recursos y rendición de cuentas a toda la población. Como empresa pública de mercado, Pemex deberá poder contabilizar las reservas probadas de hidrocarburos que ha incorporado como su activo mas importante. Con esa nueva fortaleza financiera, las empresas de energía podrán comprometerse, a través de convenios de desempeño, a mantener una contribución fiscal significativa, equivalente a la renta económica generada y podrán asumir los riesgos de volatilidad de los mercados internacionales. La incorporación de las reservas probadas al activo de Pemex, valuadas a 8 dólares por barril, significa aumentar su balance en alrededor de 130 mil millones de dólares, más del doble de sus activos actuales. El valor de la empresa en el mercado sería un múltiplo de esa cifra. El valor de mercado de la CFE dependerá de la estructura corporativa que se decida, así como del régimen fiscal que le resulte aplicable. Es importante considerar la conveniencia de distribuir, de manera gratuita a todos los mexicanos, acciones representativas del capital de las nuevas empresas públicas, por ser los verdaderos dueños de nuestra riqueza petrolera. Constituye, además, el mecanismo más eficaz de escrutinio público para asegurar que el mandato de manejar el petróleo en beneficio de toda la población se cumpla puntualmente. El complemento indispensable de la iniciativa de fortalecimiento de las empresas públicas de energía es la exigencia de incorporar un esquema de competencia regulada en las distintas fases del monopolio estatal para evitar que algunos grupos de interés (funcionarios, sindicatos, proveedores, distribuidores) se apropien de los beneficios que corresponden a todos. Por otra parte, el establecimiento de
un nuevo marco jurídico debe asegurar la aplicación eficaz
de una política energética de Estado, así como
la creación y fortalecimiento de entidades regulatorias independientes.
Una nueva Oficina Nacional del Petróleo y del Gas, por ejemplo,
debe asegurar la administración eficaz de nuestras reservas de
hidrocarburos. Los paradigmas propuestos constituyen objetivos de mediano y largo plazo. La tarea es muy amplia y no se puede construir en unos cuantos años, pero habrá que empezar a recorrer el camino. Algunas decisiones del Ejecutivo y reformas legales de segundo orden pueden constituir los pasos iniciales: ?Establecer un Consejo Nacional de Energía
responsable de formular una nueva política pública en
materia de energía. Este consejo no sería de Gobierno,
sino de Estado, tendría el concurso de expertos en todas las
áreas y aseguraría la gobernabilidad del sector. *
Es socio de la firma consultora Marcos y Asociados, S.C. Ha sido subsecretario
de industria paraestatal, presidente de Nacional Financiera y director
corporativo de Finanzas de Petróleos Mexicanos. Es doctor en
Economía de la Universidad de Notre Dame.(emarcos@marcos.com.mx)
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