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En busca de la refinería perdida


Si Pemex Refinación opera con números rojos, como nos han dicho, ¿no se tornarían anaranjaditos o color de rosa si las refinerías operaran a plena capacidad y produjeran más barriles de gasolina?

MARIO HERNÁNDEZ SAMANIEGO*

Como dueño de una ciento cinco millonésima parte de Petróleos Mexicanos (Pemex), exijo que se me aclare por qué no aparece una de mis propiedades más valiosas –una refinería de 250,000 barriles por día (b/d)– y por qué México importa el 30% de la gasolina que consume, teniendo aquí mismo en el país el petróleo y la refinería desaparecida con qué producir gran parte de ella.

Según registros oficiales, Pemex Refinación tiene capacidad instalada en el país para procesar 1,684,000 barriles diarios (b/d) (Ver nota). Suponiendo que se aprovechara esa capacidad al 92% que promedian las refinerías norteamericanas, procesaría 1,550,000 b/d. Sin embargo, la triste realidad es que sólo procesa 1,300,000 b/d o un poco más. ¿Qué significa esto? Simple y sencillamente que tenemos en México una refinería de 250,000 b/d totalmente pagada, y se supone con gastos al corriente y cabalmente tripulada, pero sin producir una sola gota de gasolina o diesel.

Sin embargo, funcionarios de Pemex y la Secretaría de Energía insisten, de vez en cuando, en que hay que construir nuevas refinerías y hace caso omiso de que ya tiene una ociosa de 250,000 b/d. (Para referencia del lector, las refinerías de Pemex van desde 194,000 b/d hasta 330,000 b/d de capacidad instalada, de suerte que la refinería perdida es de muy buen tamaño.)

Dada la costumbre de Pemex de contratar servicios de consultores extranjeros, se le podría quizá sugerir contratar los servicios de Indiana Jones y sus buscadores de refinerías perdidas. Pero dado que la estrechez financiera de nuestra máxima empresa no lo permite, lo menos que puedo hacer como accionista minoritario es plantear algunas preguntas que pudieran servir de orientación a los manejadores de Pemex Refinación.
En espera de poder inducir a Pemex Refinación a despertar del letargo –y a los otros 104,999,999 accionistas a reclamar su derecho–, en seguida pongo sobre la mesa una serie de preguntas que surgen del examen de información publicada por Pemex en sus Informes Estadísticos de Labores correspondientes a los años 2000 a 2004, los cuales registran cifras y omiten razones. Y si la interpretación que aquí aparece es incorrecta, favor de no culpar al interprete sino al no informante.

La primera pregunta es: ¿Dispone Pemex Refinación del volumen de crudo que requiere para operar las refinerías a plena capacidad? Esta pregunta surge de observar que los yacimientos se explotan despiadadamente para exportar desaforadamente el petróleo, aunque la recuperación final en esos yacimientos se reduzca y los nietos se queden sin patrimonio petrolero. De ahí que las refinerías se tengan que conformar con lo que sobre, o por lo menos así parece. Y si lo que sobra es menos de lo que pueden refinar, bien cabe pensar en lo mal que hacemos exportando crudo para importar gasolina obtenida del mismo crudo. Aunque parece que al fisco le deja más dinero exportar crudo e importar gasolina, en vez de refinar en el país. Es pregunta.
¿Y no será que los oleoductos, que tanto han dado de qué hablar, no tengan la capacidad para satisfacer las refinerías? ¿O que los operadores no abren más las válvulas por temor a que los tubos revienten por viejos o mal mantenidos?

Insiste Pemex Refinación en que, al declinar la producción de crudos ligeros y aumentar la de pesados, baja el aprovechamiento de la capacidad instalada de las refinerías. Las estadísticas muestran que a los niveles de proceso actuales, la proporción de crudo pesado no afecta significativamente el aprovechamiento de la capacidad ni la producción de refinados, todo lo cual demuestra que sí se puede procesar más crudo aunque sea pesado.
También cabe preguntar por qué Pemex Refinación acepta el sube y baja de la calidad de crudo que se bombea a las refinerías. Cada refinería debe procesar la mezcla que maximice el aprovechamiento de capacidad y rendimiento de productos, y con base en eso se deben programar los envíos a cada una de ellas. Eso es lo que Pemex Refinación debe exigir a Pemex Exploración y Producción (PEP). ¿O será que la subsidiaria refinadora acepta dócilmente que le impongan las variaciones de calidad que a PEP convengan por dar preferencia a programas de exportación? No es ningún secreto que el crudo que se transforma en el país tiene valor agregado, y mientras mejor sea su calidad y más pareja, mayor valor agregado tiene. Un barril de crudo transformado tiene mayor valor que un barril de crudo exportado.

Hay que reconocer, por otra parte, que a medida que crece la proporción de crudo pesado y corrosivo en la carga a las refinerías, tiende a acelerarse el deterioro de sus instalaciones y menudear los paros de planta por mantenimiento. Da mal sabor de boca el que, a pesar de esto, se insiste en exportar preferentemente crudos ligeros, que son menos corrosivos.
Si Pemex Refinación opera con números rojos, como nos han dicho, ¿no se tornarían anaranjaditos o color de rosa si se encontrara la refinería perdida? Mientras más barriles de gasolina se producen, menos cuesta producir cada barril y, de paso, menos barriles se importarían.

Obviamente, no se le puede cargar la mano a PEP si las refinerías por mal mantenimiento u operación deficiente no son capaces de operar a capacidad y rendimiento. El propio sindicato ha señalado reiteradamente la deficiencia de mantenimiento. La administración alega que no hay dinero, ¿Cómo es que dispondrá de 2 mil 300 millones de dólares para reconfigurar la refinería de Minatitlán y no cuenta con decenas o centenas de millones de dólares para dar mantenimiento a ésta y a las otras refinerías del sistema? Y por otra parte, ¿qué ha pasado con el tan llevado y traído sistema de administración de mantenimiento (SAM) que con bombo y platillo anunció la empresa tiempo atrás?

Si la operación es deficiente, sólo hay que recordar que toda empresa manufacturera exitosa dispone de un grupo de ingenieros dedicados única y exclusivamente a perfeccionar sistemáticamente los procesos de manufactura. ¿Dispone Pemex Refinación de dicho grupo, o ya despidió a quienes por su experiencia son capaces de integrarlo y los sustituyó por profesionales con cara de WHAT?

Los buscadores de refinerías perdidas bien podrían comenzar su búsqueda en la refinería de Madero, ya que varias publicaciones oficiales registran que esa refinería tiene una capacidad de 320,000 b/d, mientras que otras la sitúan en sólo 190,000 b/d. ¿No se antoja paradójico que, luego de someterse a cirugía mayor la refinería de Madero para acostumbrarla a procesar altos contenidos de crudo pesado, ahora opere a menos de la mitad de su capacidad nominal? ¿Requerirá el mismo tratamiento que la de Cadereyta que, luego de cirugía, estuvo en terapia intensiva 3 o 4 años antes de operar cerca de capacidad?
Si Pemex Refinación tiene Sherlock Holmeses para buscar ordeñas de ductos y gasolineras transas, ¿por qué no Sherlock Holmeses que busquen propiedades perdidas? Si el Congreso tiene auditores contables que andan tras cada peso que se malgasta, ¿por qué no auditores técnicos que anden tras de miles de millones de pesos que no se recuperan en la industria petrolera? Y sobre todo, que aseguren que quienes manejen los fierros sean quienes deben manejarlos. A todos nos indigna conocer de gastos suntuarios que hacen los políticos, el poder ejecutivo, los gobernadores, los candidatos, pero nadie se preocupa por una refinería perdida que vale más de mil millones de dólares y que es capaz de rendir productos con valor mayor a 6 mil millones de dólares al año.

Hablando de accionistas, no deben olvidar nuestros funcionarios que buscarán refugio el próximo sexenio lo que acertadamente puntualizó Khalil Gibran: “Dicen que guardar silencio significa conformidad, pero yo os digo que en el silencio habitan el rechazo, la rebelión y el desprecio”. Hay que informar mejor sobre el estado que guardan nuestras plantas de refinación y que sea del conocimiento público la forma en que opera la subsidiaria que las resguarda.

NOTA: Véase el documento “Instalaciones petroleras 2002” elaborado por la Dirección Corporativa de Planeación Estratégica de Petróleos Mexicanos.

* Fue subgerente de petroquímica y gerente de refinación de Petróleos Mexicanos (Pemex). Laboró en la empresa durante 30 años. Es miembro del Grupo de Ingenieros Pemex Constitución del 17.