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¿Qué
se propone en materia energética para elevar la competitividad de la
industria nacional?
Opinan:
Carlos Gottfried Joy, presidente de la Asociación Mexicana de Energía
Eólica;Rafael Decelis, profesor de la Facultad de Estudios Superiores,
UNAM Cuautitlán; Nelson Arizmendi, presidente de la Comisión de
Energéticos de la Confederación Nacional de Cámaras Industriales
(Concamin); y Felipe Ocampo Torrea, integrante del Grupo de Ingenieros Pemex
Constitución de 1917.
Gottfried:
Apoyar a fabricantes nacionales.
Se debe crear un programa oficial de apoyo a la industria y hacer las modificaciones
necesarias a la Ley de Adquisiciones para apoyar a los fabricantes nacionales.
Las políticas de las dependencias gubernamentales al realizar licitaciones
públicas deben cambiar. En el caso de los bienes de capital, se requiere
otorgar anticipos y pagos progresivos a los licitantes, tal y como lo permite
la Ley de Adquisiciones, para que puedan concursar todos los fabricantes nacionales
en las licitaciones de Pemex y CFE.
El impulso a la energía renovable también puede ayudar. La instalación
de capacidad eoloeléctrica aumenta la disponibilidad y capacidad de las
hidroeléctricas de la CFE al proporcionar grandes cantidades de energía
eléctrica en horas punta en los meses de sequía por ayudar al
mantener los niveles de las presas del sistema del Grijalva. Este beneficio
permitirá a la CFE ahorrar combustibles y a Pemex elevar sus ventas de
crudo y reducir sus importaciones de gas.
Decelis:
Crear incentivos fiscales.
Se debe fijar los precios de los energéticos con base en su costo de
producción. Si Pemex los comercializa sobre esta base, bajarán
los precios al consumidor final, incluyendo las industrias. Obviamente bajarán
los ingresos fiscales también, pero esto se puede arreglar cobrando los
impuestos el IVA y el ISR al final de las cadenas productivas y no al principio
de las mismas.
Pemex paga impuestos principalmente sobre la producción y exportación
del petróleo, que son actividades que no dan valor agregado. Cuando se
cobra el impuesto al final de la cadena industrial, se incrementa el valor del
petróleo muchas veces. Se genera valor agregado y empleo, provocando
una mayor demanda de bienes y servicios. De esta manera, se crea un círculo
virtuoso, con más valor agregado y más empleo.
Los impuestos deben incentivar la producción industrial y no restringirla.
No se debe cobrar un impuesto al salario, sino premiar a quién dé
empleo. Igualmente, no se debe cobrar un impuesto a los activos nuevos, ya que
éstos generan flujo de efectivo.
Arizmendi:
Hacer la reforma de gas natural.
No hay un libre mercado para el gas natural en México. El monopolio no
responde a señales de precio, distorsiona el mercado y exacerba precios
altos. Esos precios, la fuerte dependencia de México en gas natural y
la incertidumbre en el suministro perjudican al sector industrial.
Una reforma de gas natural permitiría explotar las reservas de gas en
nuestro territorio y eliminar importaciones. Los estudios indican que, con mayor
producción de gas, una oferta superavitaria y competencia interna, México
podría estabilizar los precios en el mercado de América del Norte,
reducir los precios de gas y electricidad a los mexicanos e impulsar la inversión,
el crecimiento y el empleo en el país. Idealmente, esta reforma implicaría
una apertura a la inversión privada, de al menos 51 por ciento mexicana,
para complementar inversiones de Pemex en exploración, producción
y comercialización de gas natural.
Por lo pronto, sería útil, entre otras acciones que dependan del
Ejecutivo para mejorar la competitividad, aplicar una política transitoria
de precio para gas de producción nacional, simulando el libre mercado
con un México superavitario, mientras se desarrolla libre competencia
interna o México es exportador.
Ocampo:
Aprovechar mejor las refinerías.
Si se regresara al esquema de un solo Pemex, esto permitiría terminar
con los "precios de transferencia", que son precios publicados internacionales
para operaciones spot de ventas entre dos empresas y no tienen que ver con costos.
Estos precios deben sustituirse por un sistema de costos como el que se utiliza
otras empresas petroleras mundiales para la transferencia de productos entre
las distintas áreas.
Además, si Pemex operar sus refínerías al 100 por ciento
de su capacidad, esto elevaría en 650 millones de dólares anuales
los ingresos de la empresa. Para hacerlo, no se requieren nuevas inversiones.
Algo semejante podría realizarse en petroquímica. A largo plazo,
se deben instalar tres refinerías energéticas, que permitan evitar
las importaciones de gas natural y petrolíferos, especialmente gasolina,
y contar con naftas y otras materias primas petroquímicas. Cada refinería
energética requiere inversión de solamente 500 millones de dólares
y brindaría productos que México necesita, sustituyendo importaciones.