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Regresar a la lista artículos | Inicio Integración energética, ¿utopía... o realidad? La región ha dado pasos fundamentales y se prevé que se concretarán diversos proyectos de cooperación e interconexión en los próximos años. ALVARO RÍOS ROCA* Los procesos de integración son parte de la relación que tienen los diferentes países y regiones del planeta, con el único objetivo de gestar mejores días, más progreso y bienestar para la humanidad. La integración energética ayuda a los países y regiones a poder acceder y compartir fuentes cada vez más económicas, confiables, seguras y limpias de energia, también para beneficio último de los ciudadanos. Cuando hablamos de integración energética, hagamos hincapié en que mayormente nos referimos a gas natural y electricidad. Esto no elimina, de ninguna manera, los procesos de integración que se han dado o que se pueden dar con el petróleo y sus derivados a través de oleoductos, poliductos o buquestanque, pero que más revisten una característica de productos que se comercian como “commodites”. Los procesos de integración energética se profundizan hacia el gas natural y la energia eléctrica cuando la preferencia para generar este ultimo, en base al primero, es parte de la realidad energética del planeta. La gran demanda global para el gas natural en los próximos 10 a 20 años estará dada por la demanda de energia eléctrica, principalmente por el desarrollo de las eficientes turbinas de ciclo combinado, que son mucho menos intensivas en capital, de mas fácil implementación, con menos problemas para alterar el medio ambiente. Muchos han calificado al gas natural como el energético del siglo XXI y creemos que no se equivocan. Por esta razón, los procesos de integración energética deben evaluar muy detenidamente la interrelación gas natural-electricidad y tratar de optimizar esta dinámica para beneficio de los pueblos y sus habitantes. Así lo vienen realizando por ya varias décadas Norte América y parte de Europa, donde el intercambio energético y los procesos de integración están bastante maduros. Latinoamérica y el Caribe no escapan para nada a este proceso de integración energética, que recién empieza a gestarse con mucha mayor fuerza. Existen muchos motivos para esto y comparar su avance, entre ellos las distancias, núcleos de desarrollo productivo y de alto consumo, reglas más estables, armónicas para que los flujos de energia se puedan dar, etc. Sin duda, un primer paso para lograr la tan ansiada integración energética de Latinoamérica y el Caribe es la construcción de infraestructura de transporte de gas y de transmisión de energia eléctrica. La región ha dado ya pasos fundamentales y concretos en este norte y los continúa dando con una serie de proyectos que se materializarán en los próximos años. En este contexto, es fácil poder visualizar seis subregiones, que posteriormente, se iran interconectando e integrando entre ellas. En el Cono Sur, donde están Brasil, Bolivia, Paraguay, Uruguay, Argentina y Chile, existe ya un importante sistema de gasoductos y líneas eléctricas que mediante el esfuerzo de los gobiernos, empresas e instituciones, debe ya dar sus primeros avances para lograr una verdadera integración. Ésta es una subregion importante, a la que en algún momento debe integrarse, en primera instancia, Perú y luego los demás países andinos. En
el otro extremo del continente, el Sistema de Integración Eéctrica
de América Central (SIEPAC) ha avanzado notablemente y requiere fortalecimiento
con líneas eléctricas desde México por el norte y Colombia
por el sur. Es más, existe ya un potencial proyecto de energia eléctrica
de México hacia Guatemala y un gasoducto de Colombia a Panamá.
Ésta es otra subregion, a la cual posteriormente se iran integrando los
otros países andinos, principalmente Venezuela y–¿por qué
no? – Trinidad y Tobago. Otra más es la de los países de la costa oeste de Sudamérica. Perú y Ecuador ya tienen una línea de interconexión eléctrica y se proyecta un gasoducto desde el norte del Perú hacia Ecuador. De la misma manera hay ya proyectos de ductos entre Colombia y Venezuela. Por el este de América del Sur, también se avanza, y existe ya un proyecto de gasoducto, que es la que uniría Venezuela con Brasil y así también con los países del Mercosur. Finalmente, esta otra subregion oceánica, que es la de poder conectar e integrar con gas natural los países de Suramérica con México, como es el caso de las reservas de Perú, Bolivia, Venezuela y Trinidad y Tobago, y las potenciales cuencas de Brasil y Argentina. Parece todo un sueno utópico de integración energética. Pero de sueños vive el hombre. Desde la Secretaria Ejecutiva de OLADE, contribuiremos y aportaremos todo el capital humano y de conocimiento para que los proyectos de integración de Latinoamérica y el Caribe avancen, en beneficio de una región que quiere optar por más desarrollo y progreso. *Es Secretario Ejecutivo electo de la Organización Latinoamericana de Energía (OLADE). Anteriormente, fue ministro de Hidrocarburos de Bolivia.
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