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Pemex: una industria petrolera no sustentable

El motivo de este artículo es ir contabilizando algunos de los pendientes que deben de entrar en el debate público sobre el futuro de la industria petrolera en México.

George Baker*

El Petróleos Mexicanos (Pemex) que queremos, debe ser una empresa con eficiencia y desempeño empresarial de los ejecutivos, con un mejor modelo de gobierno corporativo, con relaciones laborales eficientes y sindicatos democráticos, con productos limpios y operaciones amigables para el medio ambiente, con responsabilidad social oportuna y preventiva, que logre restituir su producción con reservas probadas al nivel de 50% o más, que evolucione hacia el status de una sociedad anónima (S.A.), donde el director general tenga autoridad real sobre los demás ejecutivos.

Sin embargo, ésta no es la industria petrolera que tenemos HOY. Hay muchos pendientes por atender y no está demás elaborar una lista de ellos, en espera de que, algún día, la sociedad civil y el gobierno en turno se ocupe de ellos.

Mejor gobierno corporativo. Los secretarios de Estado en el consejo de administración tienden a promover una agenda propia y no los intereses de la empresa o del país. La presencia de los secretarios de Energía y Hacienda en el consejo implica diferentes tipos de conflicto de interés, entre ellos, con los inversionistas privados del sector.

La participación de un número elevado (5 de 11) de representantes del sindicato petrolero no corresponde a las mejoras prácticas de empresas petroleras internacionales, y la injerencia sindical diluye la autoridad del corporativo.

Los nombramientos presidenciales para puestos de segundo nivel (directores generales de las subsidiarias) desvirtúan el puesto de director general del corporativo. Desde la perspectiva de las subsidiarias, tiene justificación el sobrenombre irónico de “Pemex-Decorativo” que ha surgido entre el personal de Pemex para referirse al corporativo.

No existe, por escrito, una lista de los requisitos profesionales que deben corresponder a cada uno de los puestos ejecutivos. Esta omisión provoca que los ejecutivos y sus asesores no siempre sean calificados para el puesto. Es inapropiado que se requiera la aprobación del consejo de administración para el nombramiento de los puestos de tercer nivel, ya que el propio consejo es compuesto, por ley, de funcionarios que, en toda probabilidad, carecen de los atributos necesarios para dictaminar sobre tales nombramientos.

Finanzas corporativas. Los estados financieros de Pemex reflejan prácticas que no corresponden a las de las empresas petroleras internacionales. Aunque las utilidades de Pemex antes de impuestos han sido muy elevados en los últimos años, la compañía ha pagado en impuestos, desde 2000, alrededor de 110% de sus utilidades brutas, por lo que no hay recursos para la inversión en nuevos proyectos. Con esta tasa impositiva cercana al 110% anual, Pemex se ve obligado a pedir fondos en los mercados nacionales e internacionales.

Las normas de la contabilidad empresarial no permiten que números negros antes de impuestos cambien a números rojos después. El significado del término “pérdida” utilizado por Pemex no conlleva el sentido de pérdida (ingresos menos costos antes de impuestos) que se usa comúnmente.

¿No es extraño que al mismo tiempo que las lamentaciones de los altos directivos sobre las “pérdidas” de la empresa jamás sean acompañados por iniciativas para controlar costos de operación (empezando, diríamos, con el costo laboral)? Es como decir, “Los costos que sean son válidos; sólo los impuestos no lo son.”

En cuanto a su patrimonio, como la deuda formal de Pemex siempre crece, pronto llegará el momento en que los pasivos valen más que los activos. La compañía perdió 117 mil millones de pesos en su patrimonio entre 2000 y 2004.

El financiamiento de proyectos por los proveedores, o Pidiregas, ha generado un pasivo por más de 40 mil millones de dólares. El gobierno afirma que este mecanismo es necesario debido a la falta de recursos presupuestales, pero, al mismo tiempo, no se toman medidas para mejorar las condiciones para la inversión por particulares (Un ejemplo de la falta de ejecución en este rubro es el Proyecto Fénix).

Precios de transferencia. Desde 1992, la organización industrial de Pemex ha contado con cuatro subsidiarias, más una comercializadora para productos petrolíferos (PMI) y una empresa afiliada para las adquisiciones en el exterior (Integrated Trade Systems, ITS, en Houston). Los productos de una subsidiaria utilizados en otra son registrados en los libros contables como “ventas” y para ello se utiliza precios internacionales como marcadores. Este sistema de valorizar los productos y subproductos ha incidido muy negativamente en las finanzas de Pemex Refinación y Pemex Petroquímica. Se han cerrado plantas debido a estos precios “intra-empresa” que distorsiona la economía de la empresa en su conjunto.

Sin embargo, en un mercado monopólico no existen muchas alternativas, salvo que se regrese a un sistema de “precio México”. En este punto, el refrán de “pobre México, tan lejos de Dios y tan cerca de Estados Unidos” tiene un significado comercial, hablando de los precios de referencia para los productos petrolíferos.

Relaciones laborales. El sindicato petrolero y sus líderes son protegidos por el sistema de gobierno corporativista en México. El costo para Pemex de esta práctica de gobierno puede ser de alrededor de tres dólares por cada barril de petróleo crudo que se produce (según una estimación propia). La solución de la problemática de las relaciones laborales no les compete a los ejecutivos de Pemex. Compete al gabinete y al Congreso de la Unión y, por lo pronto, no se vislumbra una solución viable, políticamente. El sindicato siempre cobrará su factura política, no importa el valor comercial de los servicios que preste.

Pemex Exploración y Producción (PEP). Uno de los aspectos más insostenibles de Pemex es la declinación de los yacimientos, particularmente Cantarell, ya la caída continua de las reservas petroleras. Se prevé que Cantarell brindará la mitad o menos de sus niveles recientes dentro de cuatro o cinco años.

Desde 1997, Pemex ha logrado avances relevantes para modernizar la contabilización de sus reservas. Como efecto colateral (esperado o no), hay un debate sobre el desempeño de Pemex en la incorporación de reservas. Pemex dice que durante 1990-2000 el promedio de restitución de reservas fue 22% en términos de reservas totales (probadas, probables y posibles, 3P). Para el año 2010 Pemex anticipa que estará en posibilidades de incorporar el 100% de la producción que, en ese año, podría estar arriba de los 5 millones de barriles de crudo equivalente por día. Esto implica que Pemex tendría que incorporar 1,825 mil millones de barriles de crudo equivalente anualmente, o sea, el doble de los 916 mil millones incorporados en 2004. ¿Realmente será factible? Los resultados, en términos de reservas probadas, han sido pobres. En los últimos años, se han incorporado reservas probadas equivalentes a alrededor de sólo 7% del petróleo extraído. ¿Por qué? Pemex no nos dice. Sólo nos asegura que el futuro será mejor que el pasado.

En una explicación completa entrarían elementos culturales y no sólo tecnológicos y empresariales. Hay factores de la cultura institucional de PEP que inciden en los pobres resultados en exploración: Por un lado, hay timidez de los ingenieros petroleros que tienen miedo al riesgo, es decir, a perforar pozos secos o no comerciales. En consecuencia, su preferencia es perforar en la vecindad de campos conocidos. Además, existe la tendencia de exagerar los hallazgos, lo cual produce falsas expectativas en la sociedad, como sucedió en los casos de Chicontepec, Lankahuasa y Nab-1.

Por otra parte, Pemex tiene unos 15,000 campos clasificados como marginales, lo cual implica que, con técnicas convencionales, su explotación no es costeable. Con incentivos para atraer empresas petroleras especializadas, muchos de estos campos podrían volver a producir. Sin embargo, un sistema comercial basado en una variación de del concepto de costo-más-ganancia o de una tabla de precios de “servicios” no funcionará.

Los contratos de servicios múltiples (también de inquietudes múltiples) han sido un avance, a pesar de los defectos en su diseño comercial y en la justificación política ante la sociedad civil. El gas producido por el programa de los CSM va a ser caro, si se toma en cuenta los costos administrativos de Pemex. Como era de esperarse, Pemex no publica datos de la producción de los operadores, pero está claro que jamás llegará esa producción a los mil millones de pies cúbicos por día pronosticado por Pemex in 2002-04.

En cuanto a servicios prestados hoy a PEP, el “primus entre pares” es la francesa Schlumberger, que, además de obtener una larga lista de contratos otorgados a su favor mediante licitaciones públicas (entre ellos, uno en Chicontepec con un valor de $500 millones de dólares), también goce una “coinversión” con PEP en Compañía Mexicana de Exploraciones (COMESA), que es un instrumento mediante el cual PEP puede ejercer la figura de asignación directa. Atrás de Schlumberger en las preferencias de PEP está Halliburton. Muy lejos de ellos se encuentran subsidiarias de otras compañías importantes a nivel mundial en esta actividad, como lo es, por ejemplo, Baker-Hughes.

Entre otras contratistas de PEP, hay empresas que proporcionan acero, por ejemplo, en el caso de las plataformas marinas, que no sólo son de perforación sino también de operación, mantenimiento, telecomunicación y de dormitorios. En este rubro hay empresas de diversos países, entre ellos México, EEUU, Canadá, Inglaterra y Noruega. Hay otras empresas que proporcionan en barcos y helicópteros, y otros que prestan los servicios de perforación y arrendamientos de equipos de perforación, como es el caso de Noble Drilling, Nabors y Diamond Offshore.

Caben dos observaciones. Primero, es muy pequeño el número total de las empresas que, en su conjunto, corresponden al 80% del presupuesto de PEP que se destina a contratos. Segundo, estas empresas operan en México con una capa de invisibilidad, siendo que Pemex no publica información los contratos o sus contratistas. Pemex hace todo lo posible para ocultar su existencia de la luz pública. En todo el tema de los contratistas, la sociedad civil pide de Pemex mayor transparencia.

Pemex no ha querido, o no ha podido, crear verdaderos incentivos para la inversión privada directa. Es un tabú que el país no ha querido enfrentar. Una amplia participación privada requeriría el otorgamiento de concesiones y otros tipos de contratos, como los de renta compartida. En gas natural no asociado al petróleo, se ha platicado la posibilidad de introducir una figura similar a las concesiones, pero el requerimiento de que el Estado establezca el valor comercial de la producción reduce el atractivo para los inversionistas.

Se ha afirmado que volúmenes importantes de recursos prospectivos están en yacimientos en las aguas profundas y ultraprofundas del Golfo de México. Pemex estima que podrían ser del orden de 30 mil millones de barriles de petróleo crudo equivalente. Sin embargo, aunque Pemex puede contratar la perforación de pozos, carece de técnicos experimentados y la pericia administrativo-operativa necesaria para armar su propio programa para desarrollar campos en esas regiones. Contar con “contratos de colaboración tecnológica” con empresas como Petrobras sí es importante, pero no conducirá al desarrollo de ningún campo. (Ver el artículo “Mitos y realidades de las aguas profundas en México”, Energía a Debate, feb-mar 2005).

Pemex Refinación. Esta subsidiaria acusa múltiples y crecientes rezagos en cuanto a capacidad de producción vs. el crecimiento de la demanda y en la calidad de sus combustibles, principalmente por insuficiencias de la inversión. Produce entre 300 y 450 mil barriles diarios de combustóleo pesado, con altos niveles de azufre (hasta 6%). No existe un mercado importante para este producto en el extranjero, y la CFE lo utiliza, no por gusto, sino porque tiene instrucciones de hacerlo. La introducción de la tecnología de gasificación convertiría volúmenes importantes de este producto en cinco subproductos: gas sintético, hidrógeno, electricidad y vapor, y azufre, todo sin la contaminación que hoy se está dando.

Por otra parte, todo indica que Pemex Refinación jamás tendrá recursos para invertir en la infraestructura de cogeneración que se estima produciría unos 5,000 MW de electricidad. Sólo con la inversión privada se podrá realizar este potencial.
La idea de construir una nueva refinería en Centroamérica obedece el triple motivo de bloquear a Venezuela en sus aspiraciones geopolíticas, abastecer el mercado mexicano sin la participación del sindicato de Pemex, y hacer algunas ventas a los pequeños mercados de la región. La idea es bonita, pero poco factible económica y políticamente.

Además, ¿cómo se explica es que el “gobierno del cambio” espera hasta su sexto año de gestión para destapar un plan detallado para el desarrollo de infraestructura energética en otros países, sin que jamás haya realizado un plan de este tipo para México?

Pemex Gas y Petroquímica Básica. La estructura de Pemex Gas es deficiente, ya que combina dos actividades que deben ser manejados por separado: el negocio de los ductos y el de la comercialización. PGPB debe de ser replanteado y, en el proceso, se debe cambiar su nombre, ya que no maneja ningún petroquímica, sea de índole “básica” u otro. Al mismo tiempo, no está claro que Pemex Gas deba vender productos a consumidores finales. La doctrina de las “ventas de primera mano” es un anacronismo que solamente sirve para fortalecer el estatus quo de un mercado medio-abierto en teoría pero cerrado en la realidad.

Por otra parte, las explosiones y rupturas en los ductos de las diversas subsidiarias de Pemex en 2004-05 en los estados de Tabasco y Veracruz ha causado daños a personas, su propiedad y el medio ambiente. Pemex culpa al Congreso por no haber aprobado recursos por más de dos décadas para el mantenimiento adecuado. También dice que las dos terceras partes del sistema nacional de ductos (de 50,000 kilómetros) son obsoletas. No es por nada que algunos proponen reformas para permitir la participación de inversionistas privadas en ductos.

Pemex Petroquímica. Como lo demostró la agonía del “sí pero no” en relación a Proyecto Fénix, ha una falta de coincidencia de valores y conceptos entre Pemex, La Secretaría de Hacienda (SHCP) y los prospectivos inversionistas. Éstos buscan descuentos en los insumos básicas que son proporcionados por el Estado: agua, petrolíferos y electricidad. Parece que la SHCP tiene derecho de veto sobre los descuentos ofrecidos. En todo caso, sigue en disputa el concepto de “descuento” siendo que los inversionistas rechazan la idea de que un precio competitivo para ellos pueda derivarse de un precio marcador internacional.

Secretaría de Energía (Sener) y la regulación del petróleo. La Sener rara vez tiene un peso relevante en el sector petrolero debido a dos factores: la institución carece de profesionistas calificados en las disciplinas de geología y ingeniería petrolera; y la información con la que cuenta suele ser proporcionada por Pemex.
A México le falta un regulador independiente para la explotación petrolera. Esta institución no existe en México, pero sí existe en algunos otros países con importantes dotaciones de hidrocarburos, entre ellos Noruega y Brasil. Desde 2001, funcionarios de la Sener han realizado viajes y han realizado estudios y recomendaciones con la finalidad de encontrar una fórmula de este tipo que pudiera funcionar en el entorno mexicano. Por lo pronto, es una tarea pendiente. Por lo pronto, en lo relacionado a las decisiones sobre la exploración y producción no hay vigilancia pública por ninguna instancia reguladora

Desde 2000, la Comisión Reguladora de Energía ha sufrido una reducción en su presupuesto, en su personal y en su prestigio. En los dos primeros meses del gobierno de Vicente Fox fue rebasada la metodología para fijar precios de gas natural con referencia a precios internacionales.

Dos año después, la validez política de sus “permisos” para las regasificadoras en Baja California fueron cuestionados fuertemente por las instancias municipales y estatales, como de la sociedad civil.

Conclusión. Tal parece que en México los problemas y las distorsiones de la industria petrolera se van acumulando, generando situaciones cada vez más insostenibles El status quo está tejido en la Constitución, las leyes reglamentarias y la cultura política de México, de tal manera que no se vislumbra por dónde se puede empezar el proceso de reconstrucción y renovación de la industria petrolera nacional.

Tal vez este proceso podría empezar al dotar a la figura de director general de Pemex de facultades para que pueda ejercer liderazgo empresarial y para que se pueda documentar, en detalle, su desempeño.

Dentro y fuera del país, nos quedamos con esta pregunta: ¿Se tomarán las decisiones necesarias a tiempo, antes de que los defectos e inconveniencias señalados aquí conviertan a Pemex en una empresa aún menos competitiva de lo que es hoy en día?

* Es doctor en Historia, egresado de la Universidad de Duke. Ha sido profesor invitado de la facultad de Filosofía y Letras de la UNAM. Es director de la consultoría México Energy Intelligence, con sede en Houston, Texas. Realiza reportes ejecutivos sobre el sector energético de México. (www.energia.com, g.baker@energia.com).