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Regresar a la lista artículos | Inicio El águila y las gasolinerías Si se desea lograr apoyo social para reformar a Pemex, hay que cambiar la percepción social de la empresa. Después de los accidentes y el escándalo por la venta de litros incompletos, la recomposición de su imagen empieza en las estaciones de servicio. JOSE ANTONIO BELTRÁN GARCIA* De acuerdo con su propósito oficial de maximizar el valor económico de los hidrocarburos y sus derivados, para contribuir al desarrollo sustentable del país , Petróleos Mexicanos (Pemex) deberá ser una empresa comprometida a manejarse con una amplia visión en la que el apoyo al bienestar de la sociedad fuera verdaderamente una de sus prioridades. Los recientes accidentes ocurridos en ductos de Pemex en los estados de Veracruz y Tabasco, en donde se han presentado fugas y explosiones que han causado muertos y lesionados, además de graves daños tanto a la ecología como a las economías locales, son un síntoma más de la creciente actitudde irresponsabilidad y desdén del Pemex actual hacia sus dueños el pueblo mexicano , sus clientes y sus propios principios. La paraestatal ha atendido en los últimos dos años, sólo en esos dos estados, fugas por más de 50,000 barriles en el subsuelo y en cuerpos de agua producto de fisuras o fallas en su tubos (Reforma, 26-3-2005). El reconocimiento de funcionarios de Pemex de que estos accidentes se deben a que existe un rezago de mantenimiento y sustitución superior a los 20 años (La Jornada, 21-2-2005) en esta clase de instalaciones, hace patente que la prioridad de la empresa claramente no ha sido la de contribuir al desarrollo sustentable del país de una manera integral. Actualmente Pemex, teniendo como función principal la de aportar recursos al Estado, no puede cumplir cabalmente con su propósito. Para hacerlo tendría que enfocarse a las necesidades de sus clientes y de las comunidades donde opera. Es importante reenfocar la visiónde Pemex como eje del desarrollo nacional. La parte más visible de Pemex, la que conocemos cualquier persona que hemos tenido que cargar el tanque de nuestro automóvil, es la estación de servicio y es precisamente esta parte de Pemex de la que más desconfiamos el mayor número de mexicanos. La Franquicia Pemex debería ser un símbolo de orgullo, el símbolo más visible de ese Pemex que contribuye al desarrollo integral del país. Así como la franquicia de McDonald s es un símbolo de poderío económico capitalista de los Estados Unidos, la franquicia Pemex debería ser un símbolo de la capacidad e importancia de la industria más grande de nuestro país. Utilizo esta analogía totalmente consciente de que comparar una de las empresas petroleras más poderosas del mundo con una multinacional dedicada a vender hamburguesas puede ser ofensivo para algunos. Sin embargo, lo hago precisamente por eso. Es ofensivo que la empresa hamburguesera tenga una imagen mucho más honesta y confiable que la de Petróleos Mexicanos, que por ser una paraestatal es también parte de la imagen de todo un país. El deterioro de la imagen de las estaciones de servicio Pemex, que se ha incrementado en los últimos años debido principalmente a las irregularidades de las normas comerciales que la paraestatal aplica a sus franquiciados y que impiden por ejemplo- que proceda sanción alguna cuando una estación de servicio es encontrada surtiendo producto de calidad inferior al producido por Pemex, ha tenido como consecuencia la pérdida de la confianza del consumidor en la marca representado por el águila y la gota de petróleo. La imagen de nuestra empresa petrolera ha sido tan deshonrada ante el usuario final de sus productos que estamos en una época en la que la mayoría de los mexicanos que cargamos nuestros autos en estaciones de servicio Pemex, lo hacemos con desconfianza y aprehensión y muchas veces teniendo que preguntarnos: ¿Qué tan completo surtirán aquí el litro? Si Pemex puede lograr retomar el control de la venta de sus productos petrolíferos de refinería a estación de servicio, a través de un programa serio de regularización de sus prácticascomerciales que incluya el cumplimiento cabal del marco regulatorio vigente que claramente prohíbe la actual compraventa de productos a distribuidores genéricos que tienen el derecho a revender esos combustibles a quienes y en las condiciones que ellos consideren, se podría dar el primer paso para convertir la Franquicia de Estación de Servicio Pemex en un orgullo nacional, en vez de ser la vergüenza que es actualmente. Para muchas comunidades rurales, la estación de servicio Pemex podría convertirse en el eje de su vida económica. Miles de productores agrícolas y pescadores colectivos dependen en gran parte de los precios y facilidades para adquirir productos petrolíferos para su bienestar económico. El reciente aumento en el subsidio del diesel agrícola y marino que coloca el precio del combustible en $3.50 litro, debiera ser un verdadero boom para el trabajador rural. Sin embargo, muchos de los benéficos de este subsidio se esfuman por los pocos apoyos que ofrece Pemex para el transporte y distribución del producto y que muchas veces significa que el propio productor debe invertir considerables cantidades de tiempo y dinero para surtirse de este combustible y además hacerlo en condiciones muchas veces peligrosas que no consisten en más que un cambio de redilas y algunos tambos de cuarenta litros. La creación de una red de estaciones de servicio Pemex orientada a atender las muy demandadas necesidades de estos usuarios rurales solucionaría no sólo un problema de carácter económico sino también uno de protección civil. Una estación de servicio rural Pemex (ESRP) podría ser ese centro que atienda las diversas necesidades que muchas veces requieren en las comunidades rurales. Inclusive, el ofertar algunos servicios conexos demandados en estas comunidades en las ESRP tales como módulos de atención a migrantes, centros de telefonía rural y control de subsidios de diesel, aparte del suministro seguro y eficaz de petrolíferos, no sólo no es contraria a la regulación comercial vigente sino puede ser el parteaguas que logre que Pemex sea una empresa con un enfoque social verdaderamente comprometida a contribuir al desarrollo integral del país. La recomposición de la imagen de Pemex es sólo una de las necesidades que tiene la industria petrolera nacional para lograr su consolidación. Sin embargo, es también el paso más sencillo para lograr un cambio en la percepción social de la empresa. Un poco de buena voluntad podría contribuir en mucho para lograr el apoyo social necesario para esas reformas de mayor trascendencia que son tan urgentes y que hasta ahora han sido bloqueadas por falta de consenso o simple desconfianzaen la paraestatal. *Es maestro en Administración de Empresas y licenciado en Economía por la Universidad de Miami. Es director de Finanzas de la compañía distribuidora Combustibles de Oriente S.A. (combust_ote@yahoo.com.mx).
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