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Alerta amarilla para América del Norte en gas natural
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Un impulso a la producción de gas natural en los tres países de América del Norte, junto con la compatibilidad de las políticas energéticas de sus gobiernos, son requisitos para asegurar el abastecimiento futuro de gas en la región. La voluntad de los tres gobiernos para trabajar juntos, aunque cada país tenga políticas distintas, será esencial para superar los retos por delante.

JOSEPH M. DUKERT*

Los ministerios de Energía de Canadá, México y Estados Unidos recibieron muy poca atención pública hacia fines de febrero cuando emitieron simultáneamente un documento de 127 páginas llamado Visión del Mercado del Gas Natural en América del Norte. ¡Qué lástima! Este nuevo informe analítico trilateral marca un hito en el camino hacia la compatibilidad de las políticas energéticas en el continente y (aunque no lo dice abiertamente) advierte que la ausencia de avances hacia relaciones aún más estrechas en el desarrollo de recursos, de infraestructura energética y del comercio de gas traerá serios problemas de diversos tipos para los tres socios del Tratado de Libre Comercio en América del Norte (TLCAN). La situación aún no ha alcanzado el nivel de rojo o naranja , pero bien puede interpretarse como una alerta amarilla .

Este documento de trabajo se emitió casi un mes antes de que los dirigentes de los tres países anunciaran, en la cumbre de Waco, Texas, la creación de una multifacética Sociedad para la Seguridad y la Prosperidad y sin embargo ofrece una base lógica para la acción ministerial sobre este tema crítico para seguir los lineamientos fijados ahí por el primer ministro Martín y los presidentes Bush y Fox. La energía fue un aspecto de la cooperación continental, en el que el triunvirato se comprometió a fijar metas específicas, medibles y alcanzables a fin de identificar pasos concretos que los gobiernos pueden tomar para cumplir con esas metas y fijar fechas de implementación que permitan una cosecha continua de logros .

En la cumbre de Texas, los tres dirigentes hicieron un llamado a favor de realizar consultas con los sectores interesados en sus respectivos países, que permitiría concretar un informe inicial dentro de 90 días y sesiones de seguimiento sobre una base semianual. La energía, por supuesto, no fue el único sector en el que propusieron acciones ambiciosas. También se dio énfasis al transporte, a los servicios financieros y a la tecnología. Sin embargo, la interdependencia energética en América del Norte tiene un buen avance y, por muy diversas razones, el gas natural es un prometedor y problemático combustible puente hacia un futuro energético sustentable para el continente.

La independencia energética en petróleo para Estados Unidos es un eslogan político atractivo, pero de ninguna manera es una meta realista. En realidad, esto es cierto para toda América del Norte, incluso para todo el hemisferio occidental. Hasta ahora, sin embargo, América del Norte sí ha podido mantenerse casi independiente de proveedores de gas natural de fuera de la región. Este estudio bien planteado, realizado por el trilateral Grupo de Trabajo sobre Energía en América del Norte (GTEAN), augura un futuro en el cual la independencia en gas natural, correctamente interpretada, puede mantenerse hasta el año 2025 y más allá.

La nueva publicación documenta cómo las tres naciones, su gente y sus industrias han avanzado por el camino de la interdependencia exitosa en gas natural (y hasta cierto punto, en energía). Acepta que aún existen barreras a la competencia abierta y al libre flujo de inversiones de acuerdo con el principio (implícitamente aceptado) de dejar que el mercado decida . El penúltimo párrafo del documento plasma la visión: La economía de un mercado de América del Norte completamente integrado aseguraría que el gas se movería a través de las fronteras entre Canadá, México y los Estados Unidos, encontrando un acceso más eficiente para puntos de demanda .

El informe también señala, sin embargo, que los tres países tienen políticas de gas natural que siguen el espíritu de las prioridades energéticas de cada país . Por lo tanto, convertir el enfoque conjunto, acordado por ellos, en una solución práctica impondrá responsabilidades diferentes a cada país dentro del marco de un mercado integrado, a pesar de que mantendrán sus diversos objetivos de política y sus diferentes estructuras industria-gobierno, las cuales, no obstante, pueden reforzarse mutuamente.

Con el año 2012 como su punto de referencia en el mediano plazo, el Grupo de Expertos en Comercio de Gas Natural e Interconexiones del GTEAN prevé, en este estudio, una situación apretada sin precedentes en esta región del mundo en términos de la oferta y la demanda de gas para los próximos años por lo menos hasta que empiecen a operar dos nuevos gasoductos desde la zona ártica del continente y se instalen instalaciones adicionales para recibir y manejar gas natural licuado (GNL) en puertos de los tres países. Aun así, los tres enfrentan cambios que muy pocos funcionarios de gobierno quieren reconocer abiertamente y eso es lo que prende lo que yo llamo una alerta amarilla .

Si un grupo de trabajo, una fuente industrial, una consultoría del sector privado, o incluso el departamento de energía de un solo país hubiera llegado a las mismas conclusiones, no tendría la misma importancia. Este documento no revela secretos, pero, en palabras de John Efford, ministro de Recursos Naturales de Canadá, es el primer documento que cruza la información pública sobre gas natural en los tres países .

Es evidente que este cruce de información no pudo haber ocurrido sin la aprobación de la más alta autoridad ejecutiva de cada país y, por lo tanto, representa un consenso oficial. Hubo cierta demora en la publicación del documento, la cual se explica por las negociaciones burocráticas para acordar el texto y una traducción aceptable en tres idiomas (inglés, francés y español) y quizás por las elecciones nacionales en Canadá y Estados Unidos en el 2004. Pero ahora podemos leerlo, leer entre líneas y llenar algunos de los huecos. Con base en mi propio escrutinio del documento, llego a las siguientes conclusiones:

Los dirigentes prevén que la producción nacional de gas en cada uno de los tres países tiene que ser impulsada, ya que tiende a rezagarse frente a la creciente demanda, la cual es atribuible a un mayor uso de la generación eléctrica limpia con gas y al comercio de gas entre los tres países socios por razones de eficiencia, costo y confiabilidad. Después del GNL, el informe asigna la más alta prioridad, para el período 2005-2012, a un mayor desarrollo de gas no convencional (gas grisú, gas de equistos bituminosos, gas en arenas compactas, etc.), sobre todo en las montañas Rocallosas .


Los modelos de propiedad de los recursos energéticos y de la infraestructura seguirán siendo diferentes de un país a otro (y, hasta cierto punto, dentro de cada país). No hay perspectivas, por ejemplo, de que Pemex sea privatizado o que las provincias canadienses cedan al gobierno de Ottawa su control primario sobre la mayoría de los asuntos relacionados con la energía. Sin embargo, aun considerando las sensibilidades tradicionales en México que ven el petróleo y el gas como un patrimonio nacional , es notable que México haya presidido el subgrupo del GTEAN que elaboró este documento, el cual reconoce que la liberalización del comercio ... y la integración de México en un mercado continental de gas natural ha creado una interrelación y una competitividad crecientes en el mercado de gas natural en América del Norte (el subrayado es mío).


Desde 1999, ha habido una significativa convergencia de precios para el gas en los tres países. Ahora los precios se interrelacionan con base en mercados de referencia y cargos por transporte de un punto a otro. Aunque los precios de venta de primera mano son controlados en México, incluso Pemex reconoce que hay competencia en la oferta de gas, calculando un arbitraje para fijar los precios de sus importaciones y de sus fuentes de producción nacional en el norte y en el sur del país.


En términos porcentuales, México es más dependiente y lo seguirá siendo de las exportaciones de gas estadounidense, en comparación con la dependencia estadounidense de las importaciones netas desde Canadá, país que alimenta a toda la región de América del Norte. Los contratos de servicios múltiples (CSM) que recompensan al sector privado sólo con un pago fijo no han sido muy atractivos para las compañías con mayor experiencia en exploración y producción, mismas que se preocupan por los costos de oportunidad y las tasas de retorno. En dos concursos de CSM, nadie presentó ofertas. A pesar de inversiones proyectadas en 6.3 mil millones de dólares, se prevé que los ocho ganadores de CSM sólo agregarán 655 millones de pies cúbicos diarios de producción de gas no asociado en la Cuenca de Burgos. No obstante, es factible que el modelo de los CSM sea ampliado a otras parcelas, en tierra y en el mar. (Supongo que se buscará una opción para que la participación futura sea más atractiva).


Los hallazgos clave del informe tratan con mucha cautela la idea de cambios en las políticas gubernamentales, pero parece que uno de cuatro grandes temas en los que los gobiernos pueden enfocarse se aplica sólo a México, es decir, la eliminación de las restricciones a la inversión extranjera . Los otros tres hallazgos se refieren a los incentivos regulatorios para la inversión, la eficientización de los procesos burocráticos y la promoción de la eficiencia energética (que conserva los recursos naturales en general).


Para cumplir con sus compromisos bajo el Protocolo de Kioto sin sacrificar su mercado de exportación (y sin debilitar la economía vecina de Estados Unidos, de la cual depende para más del 85% de su comercio total de bienes y servicios), Canadá no tiene más opción que desarrollar gas de frontera en las zonas marítimas de ambas costas y en territorios que aún no están conectados a su principal red de ductos. Aun así, su superávit exportable de gas natural en campos maduros irá disminuyendo. A partir de 2015, Canadá estará abasteciendo menos gas a Estados Unidos (en términos netos) que el volumen que el Departamento de Energía proyecta que Estados Unidos deberá importar como GNL desde otras naciones que participan en el mercado emergente de gas en forma licuada.


Al mismo tiempo (aunque el informe no lo menciona específicamente, por supuesto) no está lejos el momento en que Canadá deberá ceder su lugar especial como el más grande de todos los socios comerciales de Estados Unidos. Ese lugar será ocupado por México, cuya población es mucho mayor. Por lo tanto, a pesar de que China intenta lograr que Canadá le ayude a satisfacer su creciente sed de petróleo y gas a través de inyecciones de capital para nueva infraestructura energética, los canadienses tienen incentivos político-económicos para evitar que disminuyan en forma significativa sus exportaciones de gas a sus vecinos al sur. Las ventas a través de gasoductos ofrecen mayor conveniencia, menos necesidad de construir nuevas instalaciones, así como un netback más alto para los productores. Los funcionarios estadounidenses admiten en privado que no les preocupa mucho la posible desviación de volúmenes de petróleo canadiense a China (lo cual tampoco tiene mucho sentido económico) porque la adición de más oferta a cualquier parte del mercado mundial de petróleo, que ya está bien integrado, ayuda a estabilizar los precios y la demanda.


Sin dejar de aplicar los principios de libre mercado, el gobierno de los Estados Unidos necesita encontrar la manera de reducir la incertidumbre para los inversionistas que están renuentes a tomar los riesgos asociados a la construcción de infraestructura de transporte y almacenamiento de gas, la cual deberá seguir ampliándose para servir a múltiples mercados regionales de gas (algunos de los cuales cruzan las fronteras nacionales), en vez de pensar en términos de tres mercados nacionales que serían inaceptablemente menos eficientes, si intentaran operar con menos interdependencia.


El informe dice que los sistemas de entrega y almacenamiento son la clave para que el gas natural sea un combustible económico. México no tiene instalaciones para almacenar gas y debe empacar sus gasoductos mediante la compresión para poder manejar las variaciones en la oferta y la demanda a lo largo de sus rutas. La necesidad de nuevas instalaciones de almacenamiento en Estados Unidos y Canadá es menos apremiante, pero Canadá necesita mejorar su sistema de entrega este-oeste. Asimismo, los ductos que vinculan a estos dos países deberán mejorarse en ciertas regiones, conforme cambien geográficamente los patrones de abasto y uso. Será vital la inversión del sector privado, pero la disponibilidad de esa inversión está amenazada por los riesgos vinculados a retrasos en la construcción y por la amortización de los fuertes gastos de capital en el largo plazo, en lo que ha sido un mercado volátil.


Estados Unidos, en particular, deberá lidiar con el síndrome NIMBY (not in my backyard no en mi patio trasero). Este factor ya provocó que proyectos para nuevas instalaciones de GNL hayan sido obstaculizados aquí y en México, además de afectar rutas de gasoductos desde las costas orientales de Canadá a través de Nueva York y Nueva Inglaterra. NIMBY es el producto no sólo de protestas ambientales contra proyectos locales, sino también de la resistencia de las ONGs y de las autoridades locales a la construcción de ductos que deben cruzar zonas no atendidas por ellos, con el fin de llegar a otros mercados más lejanos.


El uso más amplio del GNL no tiene por qué significar vulnerabilidad en gas en vez de vulnerabilidad en petróleo . A pesar de las estimaciones mucho más altas que ofrecen algunos profetas profesionales (quienes podrían estar exagerando a fin de recibir la atención de la prensa), la nueva publicación indica que las importaciones de GNL en América del Norte podrían alcanzar el 10% del consumo total en el 2012 y posiblemente 16% en el 2025. A estos niveles (especialmente si el grupo de países proveedores es más estable, más competitivo y más diversificado geográficamente que la OPEP), el LNG debería implicar un menor riesgo de interrupciones en el flujo o de manipulación de los precios. La seguridad energética no es cuestión de eliminar completamente la dependencia de las importaciones, sino de limitarla básicamente a fuentes confiables y de mantener la capacidad para ajustarse a las dislocaciones en el suministro, en caso de que ocurran. De hecho, cuando el LNG llegue a representar cerca del 10% del consumo, creo que reducirá la volatilidad de los precios del gas en este continente al convertirse en una fuente de suministro relativamente predecible y de costos marginales.


Los tres países deben cuidar el medio ambiente y mantener la transparencia en los procesos regulatorios, a fin de que sean menos burocráticos. Entre las tersas conclusiones del informe se encuentra la observación de que los gobiernos nacionales pueden encontrar respuestas a los dilemas señalados, en caso de trabajar juntos con apoyo de los participantes . Otras referencias identifican a los participantes como toda una gama de gobiernos subfederales, entes industriales y comerciales, así como diversos grupos de interés no gubernamentales. ¡Esto no será nada fácil!

Llegué a estas conclusiones al combinar un análisis exhaustivo del nuevo informe con mis propios conocimientos, obtenidos al estudiar durante una década el desarrollo del mercado emergente del gas natural en América del Norte. Sin embargo, la contribución más importante que aporta este documento son las relaciones entre países, fuentes de energía, oferta, demanda y precio. Estos temas son abordados en una forma que invita a la consideración y al análisis.

La actual visión del mercado del gas natural en América del Norte en el año 2005 no existió y no pudo haber existido hace más de una década, cuando Estados Unidos y Canadá, y luego las tres naciones, firmaron acuerdos de libre comercio. La historia de cómo se desarrolló la interdependencia se cuenta con detalle en la nueva publicación, con una sección histórica que abarca más de 50 páginas, antes de que el GTEAN plantee su prospectiva de la oferta, demanda, precios y otros aspectos relevantes hacia el 2012. Elaborado por tecnócratas (pero con la atención de los políticos también), el documento es cauteloso en sus conclusiones y no hay una lista formal de recomendaciones. Sin embargo, el mensaje es claro para cualquiera que haya seguido de cerca el proceso. No habrá una política energética única para la región, sino tres políticas distintas como resultado de diversos intereses, capacidades y sistemas que pueden operar en armonía, si hay voluntad para hacerlo. Esa voluntad finalmente existe, porque se han ido dando modificaciones al viejo espíritu aislacionista en cada país.

Esperemos que los legisladores y los formadores de opinión en los tres países presten atención a este nuevo informe que ha elaborado el GTEAN. Bien vale la pena leerlo, analizarlo y ponderar una respuesta.

* Es consultor de temas energéticos desde 1965 y ha contribuido a la formulación de la política energética nacional de los Estados Unidos de América durante varias administraciones. Ha escrito numerosos análisis sobre el mercado energético en América del Norte. Es doctor en relaciones internacionales por la John Hopkins School of Advanced International Studies (SAIS) y es fellow del Centro para Estudios Estratégicos e Internacionales (CSIS) en Washington, D.C. Una versión más larga de este análisis ha sido publicada en inglés por la cátedra William E. Simon en economía política del CSIS (Abril 2005, no. 1). El autor agradecería comentarios, que se pueden enviar a este correo: dukert@erols.com.