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Regresar a la lista artículos | Inicio El uso del gas natural vehicular y la contaminación en la capital
GERARDO BAZÁN NAVARRETE* El principal problema de contaminación en la Zona Metropolitana del Valle de México (ZMVM) hoy día es el relativo al material particulado, aspecto que puede disminuirse si el problema no se maneja políticamente o con intereses económicos, o mediante soluciones copiadas del extranjero, a las que yo llamo contaminación bibliográfica. Existe mucha gente con importante nivel educativo, preocupada por el problema y que hace oír sus opiniones, que se basan en información que han leído en el extranjero y que tienen disciplinas ajenas al problema. En el año 2004 el principal sector emisor de contaminante fue el sector transporte con 2.3 millones de toneladas y de éstas los autos particulares en general producen el 43% del monóxido de carbono (CO), el 29% de los óxidos de nitrógeno (NOx), el 28% de bióxido de azufre (SO2) y el 16% de compuestos orgánicos volátiles. (Tabla 1). Inventario de emisiones de la ZMVM, 2004.
Tabla
1 En lo que se refiere a las emisiones de material particulado, las fuentes móviles representaron el 23% de las partículas PM10 y el 57% de las emisiones de partículas PM2.5. (Ver tablas 2 y 3 en la siguiente página). Inventario de emisiones de partículas PM10, 2004 Principales emisores de PM10
Tabla 2. Fuente D.D.F.
Principales emisores de PM2.5
Tabla 3 Fuente D.D.F. Análisis económico Los análisis de beneficio-costo sobre la utilización del gas natural en la ZMVM son trabajos varios y que no se han tomado en cuenta, por ejemplo los realizados en el Instituto Mexicano del Petróleo (IMP) por el Dr. Adrián Barrera y los realizados en el Programa Universitario de Energía (PUE) de la UNAM. Conviene mencionar en este pequeño ensayo el costo de las externalidades del transporte para darnos cuenta de la gran importancia de tomar buenas decisiones en este sector. Costo de las externalidades anuales del transporte en la Zona Metropolita del Valle de México
El gas natural El gas natural es un combustible primario que tiene una gran presencia en nuestra vida diaria, ya que podemos observar que su utilización está en todos los sectores: económico, industrial, residencial, comercial y transporte. El uso del gas natural tiene numerosas ventajas, destacándose su eficiencia y el hecho de ser un combustible limpio y poco contaminante. En el caso de la eficiencia, podemos mencionar que, si hacemos el análisis de ciclo completo, vemos que desde su origen hasta su consumo final, nueve de cada diez unidades de energía extraídos del hidrocarburo son aprovechados. Si lo comparamos con otras fuentes de energía como el petróleo, carbón o la hidroeléctrica, vemos que estas fuentes tienen eficiencias de aproximadamente el 29% a causa de las pérdidas en los procesos de producción, transporte-transmisión y distribución. Como combustible limpio y poco contaminante, podemos destacar que en su combustión casi no tiene emisiones de bióxido de azufre o partículas cancerígenas. También emite cantidades menores de monóxido de carbono (40 a 45% menos que el carbón y 30% menos que los derivados del petróleo). Los vehículos a gas natural producen casi nada de emisiones por evaporación durante el llenado del vehículo y régimen de uso. En el caso de los vehículos a gasolina, las emisiones evaporativas y de llenado representan al menos un 50% de las emisiones de hidrocarburos totales. Se ha demostrado que la exposición a los niveles de material particulado fino en suspensión que se encuentra en muchas de las grandes ciudades del mundo aumenta el riesgo de enfermedades respiratorias. Las emisiones que produce el diesel han sido consideradas como un contaminante muy peligroso del aire. Los motores a gas natural generan muy bajas emisiones y no producen material particulado. Por unidad de energía, el gas natural contiene menos carbono que cualquier otro combustible fósil y, por lo tanto, genera menos emisiones de bióxido de carbono (CO2) por cada kilómetro recorrido por un vehículo. Si bien los vehículos a gas natural sí emiten metano, que es precursor de gases invernadero, cualquier pequeño aumento en emisiones de metano estará más que compensado con la reducción substancial de las emisiones de CO2 en comparación con otros combustibles. Los vehículos a gas natural comprimido (GNC) también emiten muy bajos niveles de monóxido de carbono (aproximadamente 70% menos que un vehículo similar que usa gasolina) y compuestos orgánicos volátiles. Si bien estos dos contaminantes no son en sí gases de invernadero, juegan un importante papel al contribuir a descomponer el metano y otros gases de invernadero en la atmósfera. El gas natural es un combustible que se quema limpiamente y reduce las necesidades de manutención del vehículo. Muchos propietarios de vehículos a gas natural indican que sus vehículos requieren cambios de aceite que varían en un rango que va de los 16,000 a 32,000 kms. Las bujías estándar pueden llegar a durar hasta 120,000 kms. El robo de combustible constituye una preocupación permanente para los operadores de flotas. El gas natural, a diferencia de los combustibles líquidos, no puede ser extraído por medios simples de succión desde el estanque de un vehículo, razón por la cual las mermas de combustible prácticamente desaparecen. Respecto a la inversión en estaciones de compresión es posible efectuar un “llenado rápido” de un vehículo en cinco a seis minutos empleando gas comprimido almacenado en cascadas de cilindros de gas natural o bien llenar el vehículo durante la noche usando un sistema de “llenado lento” que tarda alrededor de cinco a ocho horas. Muchas estaciones de llenado de flotas privadas como una forma de optimizar las inversiones usan una combinación de llenado rápido y llenado lento. Los vehículos que operan con gas natural son más seguros que los que operan con combustibles tradicionales, tal como es el caso de la gasolina o gas licuado. De hecho, en otros países muchos empresarios de transporte escolar eligen el gas natural para sus autobuses escolares porque el gas natural vehicular, a diferencia de la gasolina, se disipa a la atmósfera en el evento de un accidente. La gasolina, en cambio, se concentra en el suelo, creando un riesgo de incendio. El gas natural no es tóxico o corrosivo y no contamina el agua subterránea. La combustión del gas natural no produce cantidades significativas de aldehídos u otras toxinas, las que son motivo de preocupación con la gasolina y algunos otros combustibles alternos. El sistema de suministro de gas natural tiene también un excelente –y demostrado– récord de seguridad. El uso del gas natural como carburante en vehículos no es una novedad. Países como Italia, Argentina, Brasil, Estados Unidos, Pakistán, India y China disponen de grandes flotas de vehículos que usan este combustible. El avance del uso del gas natural en vehículos no ha sido homogéneo en el mundo. Recientemente, en los países asiáticos se ha tenido un notable incremento al considerar sus ventajas en la protección del ambiente. Argentina, con más de 1’439,000 vehículos que operan en GNC, es el país que está a la cabeza en la utilización de este combustible ecológico. Brasil, Pakistán, Italia y la India preceden a los Estados Unidos en el número de vehículos con este combustible. Algunos de los principales países europeos, como Alemania, Francia y el Reino Unido, han diseñado ya programas específicos para el desarrollo de GNC. China, Egipto, Ucrania, Colombia, Venezuela y Rusia han capitalizado las experiencias de los países anteriores y ya cuentan con una considerable flota de vehículos GNC. Desarrollo del GNC en los últimos años
Conclusiones El gas natural vehicular puede ser un combustible clave para mejorar la atmósfera de la Zona Metropolitana del Valle de México. Recomendaciones Se
dice del gas natural que no se cuenta con suficiente oferta y que su precio
es alto. Sin embargo, el uso del GNC consumiría sólo una pequeña
parte de la producción de gas natural del país. Además,
debe adoptarse una política energética, adecuada en función
de prioridades en su utilización, en la que la generación de energía
eléctrica no debe ser siempre la primera prioridad. *Es
profesor titular de matemáticas en la UNAM y coordinador del Centro de
Información del Programa Universitario de Energía (PUE) de la
UNAM. Ha trabajado en el sector energético por más 38 años.
Ha representado a México en diferentes reuniones internacionales sobre
energía y medio ambiente. (gbazan@servidor.unam.mx)
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