Regresar a la lista artículos | Inicio Proyectos estratégicos de distribución y almacenamiento de combustibles líquidos En caso de erradicar el mercado ilícito de gasolinas y diesel, Pemex Refinación generaría mayores ingresos que podrían reinvertirse en la distribución y el almacenamiento de combustibles. JOSE ANTONIO BELTRÁN MATA* El mercado ilícito de combustibles es una realidad reconocida por todos. En marzo 2004, Petróleos Mexicanos (Pemex) aceptó que dicho mercado ilícito tenía un valor anual de 12 mil millones de pesos. El 50% de ese monto correspondió a la adulteración y contrabando, el 20% a la sustracción ilícita en ductos y el 30% al robo en terminales de almacenamiento y distribución. Pemex ha reconocido que el volumen que se maneja en el mercado ilícito equivale a 45,000 barriles diarios (b/d), equivalentes al 4.5% de las ventas del país. La Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco) informó este año que el 90% de las gasolineras del país despachan litros incompletos, representando un desfalco por 20 mil millones de pesos anualmente. A su vez, la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) ha dicho que se invertirán 750 millones de dólares para combatir ese mercado ilícito. Es a partir de 1998 cuando surge el mercado ilícito de gasolinas y diesel, ya que en ese entonces los responsables del área comercial de Pemex Refinación decidieron cambiar las prácticas comerciales mediante las cuales ese organismo había comercializado los productos refinados hasta la venta de primera mano. Se promovió el desarrollo de un intermediario denominado “distribuidor genérico” como un promotor de ventas de gasolinas y diesel –los combustibles de mayor uso en México en el transporte, industria y uso particular de automóviles– y no como prestador de servicios a Pemex, eliminando en esa forma las categorías que existían entre los distribuidores. De esta manera se ha permitido la liberalidad para que intermediarios sin experiencia y sin instalaciones de almacenamiento o equipo de transporte especializados intervinieran en forma directa en la venta de gasolinas y diesel al público en general. Así, en el período 2000-2006, el mercado ilícito causó pérdidas para Pemex y el erario que han sido del orden de 150 mil millones de pesos. Con ese dinero, se pudo haber construido infraestructura petrolera equivalente a cinco grandes refinerías. Lógicamente, si se erradica el mercado ilícito, se obtendrán recursos cuantiosos que se podrá destinar a la construcción de nueva infraestructura petrolera. Asimismo, la inversión en la modernización de los sistemas de distribución, transporte y almacenamiento de los petrolíferos es un paso necesario para hacer que Pemex Refinación opere de manera eficiente en estos rubros, lo cual, a su vez, coadyuva a que se pueda erradicar el mercado ilícito. La
mayoría de los ilícitos se originan en las transacciones irregulares
que realizan los intermediarios denominados “distribuidores genéricos”
y los expendedores clandestinos de combustibles adulterados. Asimismo, se sustituyó
el concepto de pagos de comisiones por la aplicación de descuentos comerciales,
lo que se tradujo en adulteraciones de gasolinas, introducción ilegal
de las mismas al país con la consecuente evasión fiscal, manejo
incorrecto de substancias peligrosas y un mayor riesgo para la seguridad de
la población y de las instalaciones. La Secretaría de Energía, por conducto de la Subsecretaría de Hidrocarburos, tiene la atribución de desarrollar dirección y control en la conducción de política energética del Estado Mexicano, incluyendo desde luego al subsector de hidrocarburos. En términos de las atribuciones mencionadas, es viable proponer se constituya un único responsable de la Administración Pública Federal, encargado de normar, supervisar, vigilar y sancionar a las estaciones de servicio expendedoras de combustibles de hidrocarburos, así como a las empresas distribuidoras que prestarán los servicios de transporte, almacenamiento y distribución, actuando por cuenta y orden de Pemex Refinación. PROBLEMÁTICA ACTUAL Ha sido insuficiente la consecución de recursos para la actualización de la infraestructura inherente a las actividades de transporte, distribución y almacenamiento de productos petrolíferos en los últimos 10 años, de tal forma que se tienen cuellos de botella y rezagos importantes por proyectos no iniciados, que afectan la logística y elevan los costos de esta operación. Hay
capacidad de almacenamiento limitada en las terminales de almacenamiento y distribución
terrestres en estos lugares: Aguascalientes, Gómez Palacio, Matamoros,
Zacatecas, Azcapotzalco, León, Toluca, Mérida, Cuernavaca y Morelia.
Por lo tanto, se requieren nuevos proyectos de expansión en estas termainales. En cuanto a las terminales marítimas, hay capacidad limitada de almacenamiento, así como de carga y descarga de productos, que requiere ser ampliada en las siguientes ubicaciones: Pajaritos, Tuxpan, Salina Cruz, Madero, progreso, Rosarito, La Paz, Topolobampo, Guaymas, Mazatlán, Manzanillo, Veracruz, Acapulco y Lázaro Cárdenas. Igualmente, hay insuficiencia presupuestal para la ejecución de programas de mantenimiento preventivo y correctivo en los tanques, mismos que a veces se ocupan para la guarda y el manejo de crudo. No se cuenta con herramientas para la programación optimizada de buquestanque en forma integral con los inventarios de terminales. Además, falta flexibilidad para recibir diferentes productos al mismo tiempo. En consecuencia, se pagan demoras por las sobrestadías de embarcaciones. También en el caso de los sistemas de ductos, los programas de mantenimiento preventivo y correctivo han sido diferidos. Las turbinas operan al límite de su capacidad y vida útil por mantenimiento mayor diferido y algunos equipos de bombeo son obsoletos. Hay tomas clandestinas en ductos y generación de pasivos ambientales. El aumento de la demanda ha propiciado la saturación de algunos ductos, particularmente los siguientes.
En
lo que respecta a la flota petrolera, la antigüedad y obsolescencia de
embarcaciones de la flota mayor –que superan en promedio los 23 años
y acorde a la Regla 13F y 13G de Marpol– obliga a retirar los 19 buquestanque
en los próximos 12 años. Además, la edad promedio de la
flota menor es de 28 años. Hay baja productividad del Centro de Mantenimiento Naval (dique seco) en Ciudad Madero. La recuperación de costos por administración de buques de Pemex Gas y Petroquímica Básica no ingresa a la cuenta de Pemex Refinación. Además, hay cargas excesivas por pasivos laborales derivadas de la desincorporación de embarcaciones. En cuanto al transporte terrestre propio de Pemex Refinación, unas 627 unidades del parque vehicular –el 50% del total– tiene una antigüedad de entre 6 y 9 años, mientras que 464 unidades –el 37%– tiene una antigüedad mayor a 10 años. Esa antigüedad implica un significativo incremento en costos de operación en términos de tiempos de recorrido y rendimiento de combustible. El reparto local no es optimizado, al tener destinos, distancias y rutas limitadas. La obsolescencia tecnológica y la escasez de refacciones implican mayor probabilidad de falla. Se congestiona la carga de unidades durante horas pico en las operaciones de llenado. Hay robo y secuestro de autostanque al no contar con geoposicionamiento satelital. No se cuenta con herramientas para la programación optimizada de reparto local en función de la demanda y, en la mayoría de los casos, las operaciones se ven restringidas a un solo turno como parte de la problemática de tipo laboral. OPORTUNIDADES DE INVERSIÓN Derivadas de las situaciones antes mencionada, existen múltiples oportunidades de inversión. En cuanto a las terminales de almacenamiento y distribución terrestres, se requiere la construcción de nueva infraestructura de almacenamiento para aumentar la capacidad y la autonomía de las terminales. Aumentar la capacidad de la terminal de Azcapotzalco en 150,000 barriles diarios (b/d), las de Gómez Palacio, Cuernavaca y Morelia en 30,000 b/d cada una, las de Aguascalientes, Zacatecas, León, Toluca y Mérida en 20,000 b/d cada una, y la de Matamoros en 10,000, requeriría un presupuesto del orden de 29 millones de dólares. La diversificación y la flexibilidad en el reparto de productos petroleros hace necesaria la construcción de nuevas terminales. Para la construcción de una terminal para almacenar 500,000 en Tuxpan, Veracruz, otra para 250,000 en Chalco, Estado de México, otra para 210,000 en Leona Vicario, Quintana Roo y otra más para 170,000 en Matamoros, Tamaulipas, se requeriría una presupuesto de 255 millones de dólares. Además, habría que realizar estudios técnico-económicos y de viabilidad laboral en terminales no abastecidas por ducto para determinar la conveniencia de desincorporar terminales de baja rentabilidad. En el renglón de las terminales marítimas, habría que adecuar y modernizar las 14 terminales mencionadas en este artículo, incrementando sus capacidades de almacenamiento y de recepción para la descarga de embarcaciones, disminuyendo tiempos perdidos, demoras y congestiones por adecuación de líneas dedicadas y con versatilidad en las diferentes posiciones de carga para los diferentes productos. Convendría implementar tecnología para optimizar y sistematizar la programación y secuenciación de la cadena de suministro para la distribución de productos. El presupuesto requerido para todo lo anterior sería del orden de 270 millones de dólares. En
cuanto a los sistemas de ductos, habría que atender con urgencia la problemática
de los ductos que se saturan al 2010, mencionados anteriormente, construyendo
nuevos ductos y tramos en paralelo y nuevas estaciones de bombeo. Estas tareas
requerirían un presupuesto del orden de 62 millones de dólares.
Para optimizar el transporte marítimo de los petrolíferos, habrá que redimensionar la flota petrolera, definir la estrategia para la renovación de la flota mayor y aportar la infraestructura requerida en terminales para la nueva flota. En esa estrategia, hay muchas opciones para reducir costos, calculándose que esas reducciones podrían ascender a 108 millones de dólares en el caso de la flota mayor, 52 millones en costos operativos en las terminales, así como 27 millones en posibles ahorros en el dique seco por mano de obra. Finalmente, tratándose del transporte terrestre propio de Pemex Refinación, habría que buscar mejoras en la programación y coordinación operativa, disminuyendo los movimientos extraordinarios en el sistema y aplicando el programa de optimización META (Modelo Estratégico de Transporte y Almacenamiento). Se podrá reducir el consumo de combustibles en la flota terrestre al sustituir equipos obsoletos, optimizar tiempos y rutas y reasignar rutas de entrega a las estaciones de servicio. CONCLUSIÓN En resumen y considerando todo lo anterior, habría que enfatizar que, en caso de existir la voluntad política de erradicar el mercado ilícito de combustibles y contar con el instrumento legal idóneo para que Pemex Refinación ejerza su capacidad de control y supervisión eficiente, no tan sólo de las operaciones de estaciones de servicio, sino de todo el sistema de distribución, habría manera de generar un aumento de los ingresos de Pemex Refinación por la venta de combustibles y, por lo tanto, incrementar también sus inversiones en un gran número de proyectos que son indispensables para su modernización y óptimo desempeño.
*Ha
sido asesor de la Presidencia de la República en materia de política
internacional. Es fundador y presidente vitalicio de la Asociación Nacional
de Distribuidores en Combustibles y Lubricantes (ANDICOLUB). Es autor de los
libros “El empresario mexicano en la política”, “El
petróleo, un punto de vista personal”, “La estructura comercial
en Petróleos Mexicanos” y “México, crónica
de los negros intereses del petróleo”.
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