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¿Cómo la ves?

¿Por qué andará tan mal la política energética?

Mario Hernández Samaniego*

 

¡Vaya situación de la industria energética nacional! Baja la producción de crudo, no crecen las reservas probadas y todo se complica por la urgencia que tiene el gobierno de seguir exportando crudo para completar el gasto — el gasto corriente, desde luego.

Para inversiones no alcanza, así que cómo explicar que Pemex insista en picar fondo en aguas profundas, donde cuesta un ojo de la cara perforar un pozo y sin tener la seguridad de que lo que va a salir vale la pena. En cambio menosprecia las perspectivas tierra adentro y en aguas someras donde el costo es mucho menor.

Además, México se empeña en generar energía eléctrica con gas natural teniendo las refinerías llenas de combustóleo. Esto no llamaría la atención si la producción de gas fuera suficiente, pero la realidad es que México es un importador neto de gas.

Por otro lado, Pemex importa cerca del 40% de la gasolina que consume el país porque, según dicen los funcionarios, las refinerías no dan abasto y se necesita construir nuevas, pero el gobierno no está dispuesto a invertir en ellas. Y sin embargo, las actuales refinerías no procesan arriba del 80% de su capacidad instalada. Dicen que esto se debe a que el crudo que les llega es muy pesado, que fueron diseñadas para operar con crudos más ligeros. Pero callan el hecho de que Pemex exporta crudo ligero, además de pesado, aunque deben estar conscientes de que es más valioso un barril de crudo convertido en petrolíferos que ese mismo barril exportado tal cual. No pueden ignorar que Brasil importa crudo ligero para diluir su crudo pesado para adaptarlo a sus refinerías.

Las plantas petroquímicas operan a la mitad de su capacidad. ¿Por qué? Ah, porque hay que aprovechar el costo de oportunidad. Costea más, dicen, importar menos gas que convertir en petroquímicos el que se produce, y ponen ojo ciego al hecho de que los petroquímicos tienen mayor valor agregado que el gas que se importa. Es como exportar crudo ligero e importar gasolina.

Dice Pemex que le sobra gente, pero no dice por qué. Sobra porque a base de contratar exploración, perforación, ingeniería, mantenimiento les ha quitado materia de trabajo a sus trabajadores y les paga por estar sentados, porque el sindicato acepta la proliferación de contratos pero no permite que a su gente se le liquide. Se está quedando sin personal técnico experimentado y se ha llenado de funcionarios de alto nivel recomendados que cada vez tienen menos subalternos calificados a quienes preguntar “¿y ahora qué hago?” Y de ahí que proliferen asesores extranjeros.

Pemex ya no contrata a los egresados de las escuelas de ingeniería. Los ocupan contratistas quienes los dedican a trabajos de Pemex, y cuando terminan los contratos los mandan a trabajar fuera del país con toda la experiencia que adquirieron en Pemex. Y se empobrece en recursos tecnológicos. El Instituto Mexicano del Petróleo, que se fundó para desarrollar tecnología y para hacer ingeniería, ahora se dedica a fabricar doctores porque Pemex ya no requiere tecnología e ingeniería made in Mexico.

Pemex, además, está muy endrogado. Después de completar impuestos, a veces hasta tiene que pedir prestado. Paga sus inversiones con créditos supuestamente autofinanciables –los pidiregas– que más bien son acumulables, a pesar de que tiene suficiente capacidad de generación de recursos para sus actividades, si no fuera por la sangría que le hace un sistema fiscal incapaz de recaudar los impuestos necesarios para liberar a Pemex de esa carga.

Hay que añadir los estragos que causan los altos precios de combustibles y energía eléctrica resultantes de las maniobras financieras. A la industria la hace menos competitiva, lo cual repercute en la creación de empleos y en la generación de impuestos. Es lamentable el impacto que genera en las clases más necesitadas. Hablando de energía eléctrica, en siete años las tarifas industriales han subido 120% y las residenciales 75%. Entre 1996 y 2006 el salario mínimo creció 131%, en tanto que los energéticos aumentaron 162%. En ese mismo lapso, la inflación acumulada fue de 135%.

Y el empresario, el taxista, el hombre de la calle quieren saber qué beneficios ha dado Pemex al país en años recientes. La gasolina es más cara, se suceden pemexgates, fallan los ductos, hay más ordeñas, se apapacha al sindicato. Y se preguntan por qué, si el Ejecutivo no frena el caos, los legisladores no meten mano.

Me resisto a pensar que todo esto es producto de la incompetencia de los funcionarios tanto de Pemex como del gobierno, o de la multiplicación de mandos, o de la convicción de que la situación no tiene remedio, o del temor a las medidas punitivas por errores administrativos. ¿No se trata, más bien, de preparar una situación que no deje mas salida que recurrir al capital financiero y tecnológico extranjero?

 

*Fue subgerente de petroquímica y gerente de refinación de Petróleos Mexicanos (Pemex). Laboró
en la empresa durante 30 años. Es miembro del Grupo de Ingenieros Pemex Constitución del 17.

 

 

Energía a Debate es una revista bimestral de análisis y opinión de temas energéticos, editada por: Mundi Comunicaciones, S.A. de C.V.