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La apertura que viene

Hay conciencia de la necesidad de una reforma energética, pero no hay consensos sobre cómo proceder ni confianza en nuestros políticos para hacer bien la tarea.

DAVID SHIELDS *

 

Se ha observado una creciente conciencia de la necesidad de realizar reformas profundas en materia de energía y, en particular, en lo que respecta a proyectos de reforma y propuestas de esquemas de inversión para Petróleos Mexicanos (Pemex).

 

Si bien no existen consensos en el ámbito político sobre cómo proceder, los integrantes de la Comisión de Energía del Senado de la República se han puesto de acuerdo para analizar, a partir de este mes de noviembre, los elementos que podrían constituir un proyecto de reforma que presumiblemente podría ser aprobado en el 2008.

 

Un documento legislativo revela que los proyectos de reforma se enfocarán a presentar propuestas para modificar y replantear las siguientes actividades de la paraestatal petrolera:

 

a) Explotación de yacimientos en aguas profundas: se buscarían las alianzas estratégicas de Pemex con empresas privadas para llevar a cabo la explotación de yacimientos en aguas profundas;

 

b) Explotación de yacimientos transfronterizos: se buscaría analizar y proponer alternativas de producción en campos transfronterizos, incluyendo nuevos esquemas de participación de empresas privadas con Pemex;

 

c) Esquemas de participación de empresas privadas con Pemex: se vería la viabilidad de que empresas privadas puedan asociarse o realizar alianzas privadas con Pemex en las actividades industriales y extractivas;

 

d) Incursión de empresas privadas en la explotación y producción: se vería la posibilidad de que la tecnología para explorar y explotar en pozos de aguas profundas pueda ser alquilada o comprada, en asociación con los privados;

 

e) Inversiones privadas en la construcción y la infraestructura petrolera: este punto buscaría que Pemex pudiera asociarse con el sector privado para la construcción de una o más refinerías; así también, se buscaría la participación privada en la administración y construcción de ductos y de terminales de almacenamiento.

 

Aunque Pemex dice que mantendrá la producción de crudo en 3,000,000 barriles diarios (b/d), las cifras que manejan altos directivos de la empresa revelan que la extracción en Cantarell caerá de 1,500,000 (b/d) este año a sólo 450,000 b/d en el 2015. No está claro de dónde se obtendrá el resto del petróleo para completar los 3,000,000 b/d.

 

Aunque es útil que se discutan estos temas, preocupa el hecho de que todos los cinco proyectos o vertientes de discusión señalados en este documento tienen como único objetivo la apertura de diversas actividades a la inversión privada. Nada dice acerca de otros aspectos necesarios de reorganización del sector energético.

 

Nada dice, por ejemplo, de la conveniencia de replantear diversos aspectos de la estructura o arquitectura del sector –por ejemplo, la posible reintegración de las subsidiarias de Pemex– o de fortalecer a la Secretaría de Energía (Sener) o la Comisión Reguladora de Energía (CRE), tema que debe ser prioritario, ya que se observa que la Sener es completamente inoperante en todo momento y la CRE no tiene atribuciones en materia petrolera, ni hay autoridad (que no sea la de Hacienda) o regulador que vigilen ciertas actividades básicas de Pemex, sobre todo en exploración y producción. No hay un reglamento de obras petroleras que sea aplicado y vigilado por una autoridad competente. Tampoco existen reglamentos y normas oficiales en materia de distribución y calidad de los combustibles, además de que buena parte del marco jurídico en materia petrolera es obsoleta.

 

Pese a esas carencias, todo indica que se pretende realizar una apertura del sector, como si la apertura pudiera resolver todos los problemas, incluso en ausencia de reglamentos y de un andamiaje jurídico adecuado. Como si la apertura fuera inmune a todas las resistencias que existen en el ámbito político y en la sociedad.

 

También en relación a los cinco puntos antes mencionados, es interesante observar que, según las declaraciones de varios senadores, estos puntos se discutirán con base en la condición de que no habrá cambios constitucionales, sino sólo modificaciones a las leyes. Sin embargo, la participación privada directa requiere enmiendas constitucionales en cuatro de los cinco puntos, si no es que en todos los cinco. Habrá que ver cómo se podrá superar esa contradicción.

 

Se ha argumentado que la reforma que se espera en los próximos meses tendrá como probable prioridad la apertura a la inversión privada directa en el transporte y la distribución –por ducto y por otros medios– de las gasolinas y de otros petrolíferos, quizás también la comercialización de éstos y los procesos de refinación. O sea, el punto 5 de los antes mencionados.

 

La lógica de esa propuesta es que la apertura al capital privado en combustibles y refinación es viable, por requerir cambios sólo en leyes secundarias, además de necesaria por la astringencia presupuestal en Petróleos Mexicanos (Pemex). En cambio, la participación de la inversión privada directa es “más difícil” políticamente en la exploración y producción de crudo y gas, porque habría que modificar el Artículo 27 Constitucional.

 

Pero, ¿la reforma más viable políticamente será la reforma que realmente requiere el país? Uno pensaría que las actividades más apropiadas para la inversión privada de riesgo en Pemex serían los proyectos más riesgosos y menos rentables de la exploración y producción. ¿No son más estratégicos el suministro y la distribución de petrolíferos que la exploración y producción, sobre todo ahora que importamos gasolinas masivamente?

 

Se requiere una reforma energética con base en el interés nacional, no con base en lo que sea más fácil políticamente. En fin, todo puede suceder todavía en materia de reformas petroleras y energéticas. Lo único que los ciudadanos queremos y debemos exigir es que las cosas se hagan bien, con cuidado, racionalidad y por el bien del país. Por supuesto, si esto sucede, sería toda una novedad.

 

* Periodista, consultor en materia de energía y autor del libro “Pemex, la reforma petrolera” (Editorial Planeta), del libro blanco "Pemex: Problems and policy options" para la Universidad de Berkeley, California. Es director general de esta revista. (energia_adebate@yahoo.com.mx)

 

Energía a Debate es una revista bimestral de análisis y opinión de temas energéticos, editada por: Mundi Comunicaciones, S.A. de C.V.