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Regresar a la lista artículos | Inicio Retos de la investigación y desarrollo tecnológico en energía En una era en que el comercio crece a un ritmo nunca antes visto y China empieza a ofrecer tecnología apropiada y servicios técnicos a compañías petroleras estatales del tercer mundo, es hora de que México defina su rumbo e invierta más en los institutos de investigación y las universidades para que el país sea menos dependiente de tecnologías extranjeras. NICOLÁS DOMÍNGUEZ VERGARA* La energía es base para el desarrollo económico y social de México. Esa energía se obtiene por medio de tecnología. Por ejemplo, la tecnología se usa para encontrar petróleo y gas. También para extraer esos energéticos primarios desde los lugares en donde se encuentran varios cientos de metros en el subsuelo tanto en tierra firme como en el mar. También la tecnología se usa para transportar el petróleo a las refinerías, en donde con tecnología se le transforma en gasolina, en diesel, en combustóleo y otros derivados. La energía contenida en el gas natural, el carbón, los átomos de uranio, los rayos solares, el movimiento del aire o el combustóleo, se transforma por medio de tecnología en electricidad. La energía de uso final como es la electricidad también se consume con tecnología, como en los refrigeradores. Para desarrollar la tecnología se necesitan tres ingredientes principales: base tecnológica, recursos humanos y financiamiento. Por lo tanto, la mayor parte de la tecnología que se usa actualmente en el sector energético, se ha desarrollado en los países que han invertido para su desarrollo. En comparación con otros países, el gasto en investigación y desarrollo en el año 2000 en México fue del 0.4% del PIB mientras que en Estados Unidos fue del 2.6%, en Alemania 2.44%, en Canadá 1.58%, en Brasil 0.91% y en España 0.9%. De este gasto, México dedicó el 19% al desarrollo experimental, el 47.7% a la investigación aplicada y el 23% a la investigación básica. Es decir, se le dedicó más financiamiento a la investigación básica que a actividades que llevan a desarrollos comerciales en más corto tiempo, contrario a lo que se hace en Estados Unidos, España y Corea del Sur. En Estados Unidos, las compañías privadas se enfocan a la elaboración de productos con un gran enfoque al mercado, mientras el gobierno dedica una enorme cantidad de dinero al desarrollo de tecnología que se considera estratégica, como es la tecnología nuclear o las fuentes renovables de energía. O sea, a productos que no necesariamente se comercializan en el corto o mediano plazos. Para resolver cualquier problema en la industria petrolera mexicana se debe decidir entre generar, adaptar o comprar tecnología. Muchas veces se tiene que desarrollar tecnología porque no existe o no se puede comprar en el mercado, o bien para resolver problemas únicos o estratégicos. Si la tecnología ya existe para resolver ciertos problemas, a veces se adapta para resolver otros. Si la tecnología está probada y es de punta, muchas veces simplemente se compra. A veces para resolver un problema no es necesario comprar tecnología, sino se contrata un servicio y el proveedor que resuelve el problema proporciona la tecnología. Desarrollar tecnología involucra riesgos económicos en todas sus etapas, hasta en su demostración. El no desarrollar tecnología, sin embargo, conduce a una dependencia tecnológica. Cuando una organización que provee servicios a la industria petrolera tiene los recursos para generar, adaptar o comprar tecnología, la decisión sobre cuál opción tomar depende del problema a resolver y de criterios estratégicos y económicos. Esta decisión la realizan los tomadores de decisiones. ¿De qué depende que una institución que se denomina de investigación y desarrollo tecnológico realice ciencia básica, ciencia aplicada, desarrollo experimental o demostraciones de tecnología? La respuesta depende de la misión de la institución en particular. Si la misión de una institución es entender a la naturaleza, estará realizando ciencia básica y aplicada y los productos de sus investigaciones pueden ser exclusivamente artículos de investigación publicados en revistas especializadas. Si la institución tiene como misión resolver problemas operativos de una industria, entonces la institución seguirá sobre todo esquemas de innovación tecnológica que desarrollarán soluciones con servicios tecnológicos útiles a través de adquisiciones o adaptaciones de tecnología y algunos cuantos desarrollos tecnológicos propios. Una institución que tenga bien definida su misión la podrá realizar si logra tener el financiamiento, infraestructura y los recursos humanos necesarios. En el caso de las instituciones públicas alrededor del mundo, eso se logra por medio de leyes. Estas leyes emanan de las políticas nacionales que se tengan y debieran ser congruentes con otras políticas nacionales. Por ejemplo, la política de desarrollo tecnológico debiera ser congruente con las políticas energética, de desarrollo industrial y educativa. Además de lo anterior, también se requiere de tomadores de decisiones y administradores de las tareas de ciencia y tecnología capaces y visionarios; son éstos los que deciden que áreas de investigación y desarrollo tecnológico se deben terminar, robustecer o crear en una institución; para ello se deberían considerar criterios estratégicos y no solamente los referentes al mercado. Los objetivos de una institución de desarrollo tecnológico no se podrán alcanzar si el modelo de innovación tecnológico que adopta es inapropiado para las tecnologías que necesita producir. Por ejemplo, desarrollar tecnología siguiendo un modelo de innovación tecnológica lineal o casi lineal que comienza con la ciencia básica podría no ser el más apropiado para satisfacer las necesidades operativas de una industria. Si las leyes impulsan un cambio en el quehacer de una institución, por ejemplo, una re-orientación hacia el mercado de sus actividades de investigación, desarrollo tecnológico y servicios, la estructura tradicional de la institución tendría posiblemente que cambiar y destruir estructuras organizacionales probadas que funcionaron en su pasado. También es posible que si las nuevas leyes requieren agregar actividades diferentes a las que las instituciones han realizado a lo largo de muchos años pueden llevar a una desviación de recursos que deberían destinarse a actividades sustantivas. La aplicación de las políticas actuales ha resultado en el despido de un gran número de trabajadores de la industria petrolera y del Instituto Mexicano del Petróleo (IMP), generando un gran número de desempleados con grados técnicos, de licenciatura, de maestría y de doctorado. Esto no cuadra con la solicitud de los tomadores de decisiones y administradores de la ciencia y la tecnología, que están solicitando financiamiento para aumentar los recursos humanos para desarrollar ciencia y tecnología nacionales. Al hablar de las instituciones de investigación y desarrollo tecnológico del país es necesario identificar posibles amenazas futuras. La velocidad y el volumen del comercio en la actualidad no tienen precedente en la historia de la humanidad. Tampoco lo tiene la rapidez con la que China ha desplazado y está desplazando del mercado muchos de los productos elaborados en otros países. No es remoto que en un futuro China esté ofreciendo tecnología apropiada, así como servicios técnicos y tecnológicos a precios competitivos a compañías petroleras estatales del tercer mundo; si esto sucediera, el futuro de las instituciones nacionales de investigación y desarrollo podría volverse aún más incierto. PROPUESTAS ESPECÍFICAS 1. Invertir más en la investigación y el desarrollo tecnológico. Se deben proporcionar mayores recursos para estas actividades a los institutos de investigación nacionales, así como a otros centros de investigación y universidades públicas del país. Existe ya un esfuerzo en esta dirección que habría que intensificar. 2. Propiciar nuevas fuentes de financiamiento externos al gobierno. Considerar requerir a las compañías extranjeras que venden tecnología o servicios a Pemex que proporcionen financiamiento para el desarrollo de nuevos centros de investigación y desarrollo tecnológico nacionales. O por lo menos, asegurar una transferencia de tecnología efectiva a organizaciones nacionales. 3. Analizar el impacto de las leyes ya promulgadas en ciencia y tecnología en el quehacer de las instituciones nacionales. Estos estudios podrían ser realizados anualmente por instituciones imparciales, como son las universidades públicas. Un trabajo ya realizado en esta dirección concluye que estas leyes han tenido un efecto negativo en la organización de las capacidades tecnológicas y en el desempeño de algunos negocios basados en investigación y desarrollo tecnológico nacionales. 4. Analizar el desempeño de las administraciones de los institutos de investigación públicos del sector energía. El análisis de los aciertos y errores de las administraciones pasadas puede ser útil para las nuevas administraciones. 5. Elaborar políticas que permitan una planeación realista de los recursos humanos necesarios para las tareas de ciencia y tecnología que evite despidos masivos en el futuro de profesionales de la energía. 6. Establecer una política de estado que asegure la continuidad y el cumplimiento de las misiones de los institutos y centros de investigación y desarrollo tecnológico, así como el financiamiento apropiado. Esto aseguraría resultados independientemente de los cambios de directores de las instituciones. También podría hacer posible generar resultados en el corto plazo y asegurar la supervivencia de las instituciones en el largo plazo. 7. Impulsar estudios prospectivos. Estos estudios podrían identificar amenazas futuras importantes y diseñar mejor el futuro de las instituciones. *Es doctor en física de plasmas termonucleares por la Universidad de Texas en Austin. Trabajó como investigador en el Laboratorio Nacional de Oak Ridge, E.U., por 11 años. Colaboró en el Instituto Mexicano del petróleo (IMP) de 1998 al año 2004, en donde dirigió el proyecto Prospectiva de la investigación y el desarrollo tecnológico del sector petrolero al año 2025 . Sus trabajos han sido citados más de 350 veces en la literatura científica internacional. Actualmente ocupa la cátedra Eric Trist en la Universidad Autónoma Metropolitana-Azcapotzalco (ndv@correo.azc.uam.mx).
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